Se viene alertando hace muchos años sobre las catástrofes que puede producir el cambio climático si no cuidamos nuestro planeta. El ser humano suele pensarse a sí mismo separado del lugar que habita, pero su existencia no podría ser posible de no convivir en perfecta armonía con los animales y la biodiversidad que lo rodea. Cada ser vivo tiene una tarea en el desarrollo y manutención de la vida en Tierra.
Lamentablemente, hoy nuestro hogar se enfrenta a una crisis sin precedentes que solo se podrá revertir atajando las causas que la han provocado. Millones de especies animales se encuentran en peligro de extinción, la deforestación en zonas tropicales es alarmante, los incendios producidos en el Amazonas, Australia y Argentina quemaron más de 10 millones de hectáreas, perdiendo miles de animales y destruyendo el hábitat de miles de especies. Además, Naciones Unidas alerta que la principal causa de la pérdida de biodiversidad en el mundo son los cambios en el uso del suelo.
El aumento de la deforestación produce un incremento de las enfermedades, ya que los humanos entran en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos a los que, generalmente, las personas no habían estado expuestas. Esto produce un aumento de las enfermedades zoonóticas como pueden ser la fiebre amarilla o el hantavirus. Los brotes de enfermedades como los virus Nipah, Zika y Ébola están relacionados con el cambio del uso de la tierra y los desmontes que provocan inundaciones, desertificación y cambio climático. Menos bosques significan más inundaciones. Este aumento de las catástrofes naturales nos muestra cómo responde nuestro ecosistema cuando no convivimos en armonía con el resto de la biodiversidad.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos para detener el impacto ambiental?
Celebramos la Ley Nacional de Educación Ambiental aprobada el pasado 15 de mayo, como un paso en el cambio de la conciencia necesaria para abordar estos problemas, que tiene como objetivos el respeto y el valor por la diversidad, el principio de equidad entre todos los seres vivos, el reconocimiento de la diversidad cultural y preservación de las culturas de los pueblos originarios, la participación y formación ciudadana, el cuidado del patrimonio natural y cultural, la educación en valores y la formación de un pensamiento crítico e innovador. Sin embargo, esto no generará cambios en el corto plazo si no actuamos y mantenemos un rol activo como ciudadanos en la conservación de nuestro ecosistema. El gran motor para la defensa del medioambiente es la movilización ciudadana.
Como habitantes de este planeta, el cambio comienza en uno mismo, por ejemplo al acompañar las causas que intentan revertir esta situación. Son muchas las cosas que podemos cambiar si queremos ayudar a nuestro hogar y lo primero es tomar conciencia de nuestros hábitos de consumos. La reducción de nuestro consumo de carne y tener una dieta a base de vegetales ayudan muchísimo. El reciclaje es otra pieza clave: cada segundo más de 200 kilos basura van a parar a los océanos y la mayor parte son plásticos. Reciclar, reutilizar y reducir la basura plástica disminuiría esta cantidad. Podemos optar por productos orgánicos o “eco-friendly” y hacer “Botellas de amor” que reciben algunas ONG y puntos verdes de la ciudad para reciclarlas.
Por el otro lado, informarse acerca de qué es lo que produce las deforestaciones, inundaciones e incendios y acompañar las organizaciones que piden por la defensa del medioambiente es otra pieza clave del cambio de conciencia que debemos lograr como sociedad.
Vos podés ser parte del cambio ecológico. ¡Sumate!
