Te contamos todos los detalles de este peculiar héroe español y por qué hoy tiene una estatua en su honor en Buenos Aires.
El Cid Campeador, cuyo verdadero nombre era Rodrigo Díaz de Vivar, fue un destacado líder militar y héroe legendario de la España medieval durante el siglo XI -así es: ¡mil años atrás!-.
Con el paso del tiempo, su historia de vida se convirtió en una mezcla de realidad histórica y mito popular. Conocé más sobre este personaje ibérico que es recordado con una imponente estatua de mármol en el barrio de Caballito.
Rodrigo Díaz de Vivar dedicó su vida a servir a diferentes reyes cristianos y musulmanes en la Península Ibérica. Se destacaba de los demás por su habilidad militar y astucia política.
Uno de sus momentos más famosos fue su destierro por el rey Alfonso VI de León y Castilla, tras un conflicto con la nobleza. Durante su exilio, luchó contra los musulmanes y logró conquistar Valencia en 1094, estableciéndose como su señor independiente.
Su figura se inmortalizó en la literatura. Los libros exaltan sus virtudes caballerescas y su destreza en la batalla. El Cid se convirtió en un símbolo de la valentía, la lealtad y el honor, tanto en la historia como en la cultura popular de España.
El primer apodo que recibió Rodrigo Díaz de Vivar fue el de Campeador, gracias a las victorias que logró en el campo de batalla como segundo de Sancho de Castilla.
En su caso, el nombre de "Cid" lo adquirió en el tiempo que duró su primer destierro. Deriva del árabe Sidi, que significa "Señor", y nos da una idea de la íntima relación e influencia de Vivar con los reinos musulmanes de la península.
La estatua del Cid Campeador que se observa en la Ciudad de Buenos Aires, dentro del barrio de Caballito, se trató de una donación de la Sociedad Hispana de América. La entidad había expuesto la misma obra en diferentes pisos de su edificio de Nueva York.
La diseñó y construyó Anna Hyatt Huntington, una conocida escultora estadounidense del siglo XIX y XX.
La obra llegó en barco a Buenos Aires y fue almacenada hasta que, casi un año después, se instaló en el epicentro caballitense. En octubre de 1935 se llevó a cabo el acto oficial de inauguración en presencia de referentes, artistas y autoridades.
El caballero castellano no sufrió, como podríamos suponer, una muerte heroica en el campo de batalla. Por el contrario, falleció el 10 de junio de 1099 por causas naturales.
Igualmente no es menor mencionar a las leyendas que optan por sostener una versión distinta: aquella que sostiene que el causante de su muerte fue una flecha perdida, la cual atravesó su cuerpo mientras defendía Valencia.
Lo cierto es que, cuando sucedió, el Cid tenía unos 50 años de edad. Bastante bien para la época. Luego del hecho, su esposa Ximena pasó a ser señora de Valencia y mantuvo el cargo hasta 1102, cuando su defensa se tornó imposible.
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