Dentro de algunas especies, se han encontrado ejemplares que son ginandromorfos, eso quiere decir que son organismos que contienes tanto características masculinas y femeninas. Se podría afirmar que un animal es hembra y macho al mismo tiempo.
Los ginandromorfos y los hermafroditas no son lo mismo: en el caso de los segundos, la inversión de género solo tiene que ver con los genitales, en cambio los primeros están divididos a lo largo de todo su cuerpo: machos de un lado, hembras del otro.
Langosta: otro animal que puede ser hembra y macho
Uno de los animales en donde se encontró esta característica son las langostas. Se nota porque los genotipos femeninos se identifican por ser de color azul y de macho, e color rojo.
Según los científicos, la probabilidad de que esto suceda es de 1 en 50 millones y es el resultado de una mutación genética.
También sucede en mariposas
Un ejemplar de mariposa donde se ha desarrollado este fenómeno de la especie Colias vauthierii, mejor conocida como mariposa de la alfalfa.
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Los machos de esta mariposa suelen tener las alas de color naranja, con los bordes marrones, mientras que en las femeninas, las alas son de color gris verdoso.
Mielero verde: un ave que es hembra y macho
Un mielero verde es una especie de ave cantora. Se trata del único miembro del género Chlorophanes. Hace poco, un zoólogo encontró un ejemplar particular que es mitad macho y mitad hembra.
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Este era diferente a los demás de su especie: el científico observó que el lado izquierdo del plumaje era verde, color que caracteriza a las hembras, mientras que del lado derecho, eran azules, tinte que llevan los machos.
La Universidad de Edimburgo, estima que 1 de cada 10.000 y uno de cada 1.000.000 de pájaros se desarrollan de esta manera.
¿Por qué sucede esto?
Cuando se forma un huevo, deben descartarse la mitad de los cromosomas, en una bolsa de ADN que se llama cuerpo polar. En algunos casos, esto no sucede y ambos tipos de cromosoma son fecundados y las células se empieza a dividir. Cada lado del cuerpo se desarrollará con su propio genoma y su propio género.
Debido a que las personas dependen en gran parte de las hormonas, es improbable que este fenómeno llegue a ocurrir en humanos.
