En la ciudad de Villa Allende, a metros de la capital cordobesa, se alza de forma imponente un castillo único: San Possidonio. Con un estilo neogótico electico, sorprende y cautiva a todos los turistas que lo visitan.
Esta joya turística de diseño medieval se construyó entre los años 1932 y 1936 y lleva la firma del arquitecto italiano César Augusto Ferrari. En cuanto a su estructura, la imponente construcción posee 25mts de altura, 492mts², cinco niveles -tres pisos, dos bajo tierra- y grandes ventanales.
Esta obra única y monumental llama la atención con detalles en cada uno de sus rincones. Entre ellos, se distinguen pasillos angostos, una escalera caracol, balcones techados, columnas enlazadas y aberturas ojivales por doquier.
La historia detrás del castillo San Possidonio
Este maravilloso castillo, a tan solo 19 kilómetros de la capital de Córdoba, terminó de construirse en 1936. Llevó adelante la obra el arquitecto italiano Augusto César Ferrari, quien bautizó el castillo con el mismo nombre de la ciudad en la que nació: San Possidonio, provincia de Módena, Italia.
Ferrari nació en 1871 y fue un reconocido arquitecto, pintor y fotógrafo. Estudió arquitectura en la Universidad de Génova y en 1914 llegó a la Argentina donde realizó importantes pinturas en iglesias, además de hacer retratos y desnudos. Como arquitecto, trabajó en Buenos Aires y en Córdoba.
Su obra en Villa Allende se desarrolló entre 1930 y 1940, si bien hay influencia del estilo italiano, el “planteo tipológico, el uso del color, las columnas salomónicas, arcos ojivales y ladrillos visto indican que su obra tiene una marca romántica ecléctica, sumado a los rasgos locales que le imprimieron identidad propia”, apuntan desde la municipalidad.
Ferrari tuvo cinco hijos. Él y su familia disfrutaron de la propiedad durante 12 años hasta que la misma se alquiló. En la década del 80 fue un hotel boutique. Años más tarde quedó abandonado, y en 2021 un empresario cordobés lo adquirió. En la actualidad, funciona como una cafetería.
Un café majestuoso
La construcción reabrió sus puertas como sede del primer Croque Madame del interior del país. Se convirtió en un lugar único para disfrutar de un café, almuerzo o cena en un entorno mixturado entre naturaleza e historia.
La tienda propone para los desayunos y meriendas infusiones a elección, medialunas, té, jugos de naranja, tostadas, scones, budines, masas finas y tortas.