El imperio de los Tiahuanaco es conocido por ser la cultura madre de América del Sur. Fue el centro espiritual y político, con su apogeo entre el 400 y el 900 después de Cristo. Estaba ubicado a 74 kilómetros al oeste de la actual ciudad boliviana de La Paz, cerca del lago Titicaca, y se levantaba a 4.000 metros sobre el nivel del mar.

Estaba compuesta por un conjunto de edificios de piedra, pirámides monolitos, tallados y decorados con increíble precisión. Como fue una civilización que no conocía la rueda, sus construcciones son especialmente destacadas por los arqueólogos y especialistas.

Uno de sus principales atractivos es la pirámide de Akapana, que es la construcción prehispánica más antigua de América del Sur y tiene alrededor de 2.500 años. Se cree que era una ciudad multiétnica y que fue diseñada con ese fin desde el principio.

La economía de Tiahuanaco

La economía del Imperio se basaba en el comercio y la agricultura.

Tenían cerca de 50.000 campos dedicados a la producción de alimentos a los que llamaban sukakollos. Habían desarrollado un sistema de riego de terrazas artificiales, que luego fueron adoptadas por otras ciudades, como Cusco, en Perú.

También te puede interesar > Encontraron una antigua "Ciudad jardín" en el Amazonas: ¿una nueva civilización?

Además, fabricaban artesanías. Se comercializaban en las colonias ubicadas alrededor de enclaves estratégicos.

¿Cómo era esta sociedad?

La capital de Tiahuanaco tenía más de 40.000 habitantes y por lo menos 4 ciudades o pueblos que dependían de ella. Su alimentación era a base de papas, otros tubérculos y llamas. Además del desarrollo de la ganadería como una de las actividades principales, también producían lana de alpaca y ropa.

También te puede interesar > El Pueblo Toba: Conocé más sobre los pueblos originarios

Una de las posibles causas de la desaparición de esta civilización es la decadencia en la que entró la ciudad luego de la caída del imperio Huari. La crisis política y social estuvo atravesada por malas cosechas y grandes sequías, seguida por inundaciones.

A los factores climáticos, se sumaron guerras civiles que terminaron fragmentando el imperio en pequeños estados.