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Tumba de las Manos: La particular historia de la sepultura en Países Bajos

La pareja, enterrados en distintos lugares por su religión, logró trascender en este símbolo de unión y eternidad
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En el cementerio de Roermond, Países Bajos, una sepultura singular llama la atención de los transeúntes. Se trata de una tumba llena de historia. Con los años se transformó en un monumento funerario histórico, ícono de unión a pesar de las diferencias. Se trata de la Tumba de las Manos (“graf met de handjes” en neerlandés).

Separadas por un elevado muro, dos estelas se unen debido a la escultura de dos manos entrelazadas. De hecho, se trata de una doble sepultura, la de un matrimonio que murió en el siglo XIX: Jacob Werner Constantin van Gorkum y Josephina van Aefferden.

La Tumba de las Manos
La Tumba de las Manos

Al morir Jacob, se lo enterró en el cementerio Roermond, específicamente en la parte protestante. Años después, Josephina falleció pero no pudo ser sepultada junto a él, debido a era católica. En consecuencia, fue sepultada lo más cerca a su marido posible, pero del otro lado del muro: en la zona reservada para los católicos en Roermond.

La razón es la siguiente. En el siglo XIX, regía la costumbre de que a católicos y protestantes (también ateos) no se les permitiera ser enterrados en la mismo área de fe.

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La historia de amor detrás de La Tumba de las Manos

En el año 1842, la dama católica Josephine Caroline Petronella Hubertina van Aefferden (1820-1888) y el soldado protestante Jacob Werner Constant van Gorkum (1809-1880) contrajeron matrimonio. Josephine, por su parte, era la hija menor del matrimonio del autónomo Alexander van Aefferden (1767-1840) y Agnes Petit (1779-1861). 

El matrimonio entre Josephine y Jacob fue fuertemente condenado por su familia por varias razones. Además, causó conmoción en el predominantemente católico lugar de Roermond. Para no provocar, su boda se celebró en la ciudad alemana de Pont.

La pareja se mantuvo junta por 38 años, hasta que Van Gorkum murió en 1880 y se lo enterró en la parte protestante de la Oude Kerkhof contra el muro que la separa de la parte católica. Ocho años después, Josephine van Aefferden falleció y prefirió no ser enterrada en el panteón familiar del cementerio. Eligió la sección católica, exactamente frente al lugar de descanso final de su esposo. 

A izquierda y derecha del muro se erigieron dos monumentos funerarios idénticos, conectados por dos manos esculpidas entrelazadas, signo de su amor eterno, incluso después de la muerte.

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