En sus tres pisos, el Museo del Helado propone una experiencia multisensorial para los fanáticos de lo dulce. El recorrido dura 45 minutos y los participantes tienen prohibido retroceder. Los juegos están construidos con golosinas y tienen distintas dimensiones.
Para llevar a cabo la idea, Maryellis Bunn, su creadora, se inspiró en las plataformas de streaming que se usan en la actualidad. Esto explica por qué, muchas de las salas, tienen buena iluminación: fueron hechas para sacarse selfies y grabar.
En lo que respecta del diseño, predomina la tonalidad rosa. Además, el relleno de las piscinas y muchas de las golosinas que hay en el lugar, llevan los colores de la bandera LGBTIQ+ para brindar un mensaje innovador.
Lejos de ser un museo tradicional, busca ser una experiencia. Aunque la sede más grande está en Nueva York, existen otros puntos de Estados Unidos donde también se lo puede visitar, como por ejemplo Austin (Texas).