Lo que hoy se conoce como el Viejo Expreso Patagónico nació en 1908, cuando el entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación, Ezequiel Ramos Mexía impulsó la sanción de la Ley 5559 de Fomento de Territorios Nacionales. De este modo podría llevar a cabo una obra muy especial: un ferrocarril que uniera la cordillera andina con las costas del océano Atlántico.
Su proyecto era expandir el entramado ferroviario que atravesaba el país, el cual ya contaba con el Ferrocarril de Sur que partía desde Buenos Aires hacia Bahía Blanca, y en Chubut se consolidaban las vías entre Trelew y Puerto Madryn.
La extensión del Viejo Expreso Patagónico
La idea de Ramos Mexía era, entonces, perpetuar las conexiones federales y así entrelazar puntos lejanos como San Carlos de Bariloche, Puerto Deseado y Comodoro Rivadavia.
En 1917 el convoy llegó a Ingeniero Jacobacci, un pequeño pueblo al sur de Río Negro, y en 1922 se inició la conexión con la ciudad de Esquel, la cual concluyó en 1945. A su vez, cuatro años antes, se habían terminado las vías a El Maitén.
Apenas inaugurado, el tren era de carga pero a partir de 1950 se volvió uno de los principales medios de transporte entre los habitantes de la región. No obstante, a partir de 1993 tras el cierre del ramal, el ferrocarril pasó a ser exclusivamente turístico.
¿Qué recorridos se pueden hacer?
Actualmente el tren ofrece dos opciones de salidas, una desde la estación de Esquel hasta Nahuel Pan, donde recorre unos 18 kilómetros y cruza la Ruta 40 hasta la comunidad mapuche tehuelche Nahuel Pan. Allí el convoy se detiene 45 minutos y luego regresa a la estación de la cual partió.
La otra salida tiene una duración de dos horas y media y va desde El Maitén hasta Ingeniero Jacobacci. Además, en ambas estaciones hay un museo ferroviario donde se pueden observar reliquias del momento de su construcción.
En el sitio web de La Trochita se ofrece una experiencia interactiva para hacer ambos recorridos a bordo del tren.
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