Los nombres cuentan historias. En Argentina, como sucede en el resto del mundo, algunos se repiten generación tras generación, mientras que otros aparecen una sola vez en los registros y luego desaparecen.
Según datos del Registro Nacional de las Personas (RENAPER), entre 1922 y 2015 hubo nombres que solo se usaron una vez en todo el país o que dejaron de elegirse hace más de cien años.
¿Qué nombres se usaron por única vez en Argentina?
Nombres como estos debe haber cientos. La recopilación que pudo hacer Billiken se centra en algunos ejemplos, tanto para mujeres como para hombres. En el caso de mujeres, se encontraron los siguientes:
- Lieselein, que se registró en 1995 para una sola persona,
- Amane, elegido una sola vez en 2015,
- Lesbia, utilizado por única vez en 1924.
En el lado masculino, la variedad es igual de curiosa. Figuran, por ejemplo, Wallid, usado una sola vez en 1996; Gokulakrishnan, elegido en 1989; Hilay, registrado en 1996, y Gudilin, que también aparece una sola vez ese mismo año.
La desaparición de clásicos de otra época
Algunos nombres poco comunes no solo son raros por su sonido o su origen, sino porque dejaron de aparecer en los registros hace décadas. En el caso de Angustias, por ejemplo, el RENAPER muestra que tuvo un pico de uso en la década de 1920, pero desde mediados del siglo XX cayó en desuso hasta desaparecer.
Este fenómeno puede explicarse por cambios culturales, modas lingüísticas o incluso migraciones. Nombres que eran comunes en ciertas comunidades pueden dejar de usarse cuando esas comunidades se integran y adoptan otras costumbres.
Angustias, por ejemplo, es un nombre muy popular en España y en varios países de Latinoamérica. Cuando a fines del siglo XIX y principios del XX migraron cientos de miles de españoles a Argentina, trajeron consigo sus nombres tradicionales.
El curioso origen de algunos de los nombres
Entre los nombres que solo aparecen una vez en casi un siglo, hay algunos que llaman la atención por su complejidad o por su posible origen extranjero. Gokulakrishnan, por ejemplo, es un nombre de origen sánscrito que significa "Krishna de Gokul" (por la infancia del dios hindú Krishna en la localidad de Gokul) y del que figura un solo registro de 1989.
Lieselein parece derivar del alemán Liesel y se usó en 1995 para una sola persona. El caso de Amane es más reciente: se eligió en 2015 y, hasta ahora, no volvió a repetirse.