Olivos, una de las localidades más conocidas del partido de Vicente López, no solo es famosa por ser la sede de la residencia presidencial. Su nombre, que hoy parece natural para sus habitantes, guarda una historia que se remonta a la época colonial y que tiene como protagonistas a un árbol centenario, una familia influyente y la expansión del cultivo del olivo en la región.
Los orígenes históricos de Olivos
Según el Archivo Histórico Municipal de Vicente López, el nombre proviene de un ejemplar de olivo plantado hace más de 300 años en las tierras que por entonces pertenecían a la familia de Domingo de Acassuso, fundador de San Isidro. El árbol, de gran porte y longevidad, se convirtió en un punto de referencia para los vecinos y viajeros que pasaban por la zona.
Con el tiempo, el lugar comenzó a ser identificado como “los Olivos”, en alusión a aquel ejemplar y a los cultivos que empezaron a rodearlo. Durante el siglo XIX, las quintas de la zona multiplicaron la presencia de olivos, lo que afianzó el uso del nombre en mapas y documentos oficiales.
Olivos: de árbol emblemático a localidad reconocida
A finales del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril, el paraje comenzó a desarrollarse rápidamente. La estación inaugurada en 1891 recibió el nombre “Olivos”, consolidando definitivamente la denominación.
Algunos hitos en su historia:
- Siglo XVIII: plantación del olivo histórico.
- 1891: inauguración de la estación Olivos del Ferrocarril del Norte.
- 1907: se declara oficialmente la localidad con ese nombre.
La tradición oral cuenta que el olivo original, ubicado cerca de la actual Avenida Maipú, sobrevivió más de tres siglos y fue testigo del crecimiento de la región. Hoy, un descendiente de aquel árbol sigue en pie como patrimonio histórico.
Un nombre que conserva su raíz histórica
El cultivo del olivo no solo dio identidad a la localidad, sino que también marcó parte de su economía en el pasado. En la década de 1960 aún existían plantaciones activas en la zona, aunque con el avance urbano fueron desapareciendo.
Actualmente, Olivos combina su impronta histórica con una vida urbana activa. La referencia al árbol que le dio nombre se mantiene viva en escuelas, clubes y espacios públicos que llevan el mismo nombre, recordando que detrás de cada topónimo hay una historia que merece ser contada.
