Diego es una tortuga gigante perteneciente a la especie Chelonoidis hoodensis. Durante las últimas décadas fue el mayor responsable de la reproducción de su propia especie, que hasta hace poco era considerada en serio peligro de extinción.
Actualmente vive en Galápagos, su tierra natal, donde fue liberado después de pasar más de 80 años en un zoológico y un centro de conservación. Tuvo un rol fundamental en la reproducción de su especie en ambos lugares.
La tortuga que salvó a una especie entera de la extinción
Hace unos 50 años, en la isla Española sólo vivían dos machos y 12 hembras de la especie de Diego. Además de ser un número bajísimo de ejemplares, estaban demasiado dispersos para reproducirse.
Hoy la zona cuenta con más de 2.000 ejemplares de la especie, y gran parte de ellos vinieron al mundo gracias a una sola tortuga centenaria: Diego.
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Pesa unos 80 kilogramos, mide casi 90 centímetros de largo y 1,5 metros de alto si estira las piernas y el cuello. Según los científicos que estuvieron a su cargo, tiene al menos 100 años de edad.
La contribución de Diego fue especialmente notable a lo largo de los años. Los guardaparques y científicos lo consideran responsable de ser el patriarca de al menos el 40% de la población actual, habiendo concebido a más de 800 tortugas él solo.
Diego, devuelto a su tierra natal
La tortuga Diego había sido trasladado de Galápagos al zoológico californiano de San Diego y de allí llevado al programa de cría del Parque Nacional de Galápagos en Santa Cruz. La idea de su estadía en ambos lugares era salvar a su especie, objetivo que logró sin escrúpulos.
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En 2020, Diego fue finalmente devuelto a su isla natal tras décadas de cría en cautividad, considerando su misión más que cumplida. Se atribuye casi exclusivamente la salvación de su especie a sus incansables esfuerzos.
Diego fue trasladado definitivamente a la remota y deshabitada Española junto a otras 25 tortugas. El lugar los recibió con los brazos abiertos, sabiendo que volvían a casa.