En el corazón de la isla de Palawan, en Filipinas, se esconde uno de los tesoros naturales más impactantes del continente asiático: el río subterráneo de Puerto Princesa. Este fenómeno geológico no solo destaca por su belleza, sino también por su complejidad.
Recorre más de ocho kilómetros bajo una formación de piedra caliza y atraviesa un sistema de cuevas con estalactitas, estalagmitas y cámaras naturales de gran tamaño. Y, a diferencia de otros ríos, el de Puerto Princesa es subterráneo casi en su totalidad.
¿Cuáles son las principales características de este río subterráneo?
Además de su longitud —que lo convierte en uno de los ríos subterráneos navegables más largos del mundo—, presenta rasgos que lo hacen aún más especial. Estas son algunas de sus características destacadas:
- El río mide aproximadamente 8,2 kilómetros, aunque solo una parte es accesible al turismo.
- Tiene dos pisos naturales. El nivel superior es un túnel seco, que permanece así durante la mayor parte del año, y el inferior es por donde fluye el agua. Esta característica lo convierte en una rareza dentro de los sistemas fluviales del mundo.
- Alberga especies de murciélagos, peces y crustáceos que se adaptaron a la oscuridad de las cavernas.
El sistema de cuevas donde se encuentra el río está formado por roca caliza kárstica, un tipo de estructura que se disuelve lentamente con el agua y da lugar a túneles, pozos y galerías. Esta geología particular es la que permitió que, a lo largo de millones de años, el río tallara su camino bajo tierra.
¿Desde cuándo este río es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO?
El río forma parte del Parque Nacional del Río Subterráneo de Puerto Princesa, una reserva protegida que abarca más de 22.000 hectáreas de bosques, montañas y playas vírgenes. El área fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999 por su valor ecológico y geológico.
En 2011, además, fue incluido entre las Siete maravillas naturales del mundo, una distinción impulsada por la fundación New7Wonders. Desde entonces, miles de personas viajan cada año hasta Palawan para realizar paseos en bote por el interior de la cueva.
Aunque no todo el recorrido está abierto al público por motivos de conservación, los primeros 1.500 metros pueden explorarse a bordo de pequeñas embarcaciones guiadas por expertos locales. Durante la travesía, es posible observar formaciones rocosas que se asemejan a figuras y salones naturales de varios metros de altura.
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