En la costa atlántica bonaerense existe un fenómeno natural tan singular como valioso: la albufera de Mar Chiquita. Este tipo de formación es poco frecuente en el mundo y en Argentina solo se encuentra en esta región, a pocos minutos del balneario de Mar de Cobo. Su belleza y biodiversidad la han convertido en un tesoro ambiental que recibe protección internacional.
Qué es una albufera y cómo se forma
Una albufera es una laguna costera separada del mar por una franja de arena, que se conecta con el océano a través de canales o bocas. Según la UNESCO, este ecosistema combina agua dulce y salada, lo que genera un hábitat ideal para numerosas especies de aves, peces y plantas.
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En el caso de la Laguna de Mar Chiquita, el ingreso y egreso de agua marina depende de las mareas, mientras que los arroyos y ríos cercanos aportan agua dulce. Este equilibrio la convierte en un lugar único para la vida silvestre y un espacio clave para investigaciones científicas.
La albufera de Mar de Cobo y su protección
Mar de Cobo es una localidad balnearia ubicada en el partido de Mar Chiquita, a unos 30 kilómetros al norte de Mar del Plata. Su tranquilidad y playas amplias son un imán para quienes buscan contacto con la naturaleza. Pero su mayor joya es estar junto a la única albufera del país.

La Reserva de la Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquito, creada en 1996 y reconocida por la UNESCO, protege esta albufera y sus alrededores. Aquí se conserva un mosaico de ambientes: pastizales pampeanos costeros, humedales y bosques de tala y coronillo.
Algunas características clave de esta reserva son:
- Extensión: más de 26.000 hectáreas protegidas.
- Biodiversidad: más de 200 especies de aves registradas, incluyendo el chajá y el flamenco austral.
- Actividades controladas: pesca artesanal, avistaje de aves y senderismo, siempre bajo pautas de cuidado ambiental.
Un espacio para disfrutar y cuidar
Visitar la albufera es una experiencia que combina turismo y educación ambiental. El avistaje de aves, la pesca deportiva regulada y las caminatas interpretativas permiten conocer su riqueza natural sin ponerla en riesgo.
Las autoridades locales y organizaciones ambientales trabajan en programas de conservación que incluyen monitoreo de especies, control de actividades humanas y campañas de concientización para visitantes y residentes.
La albufera de Mar Chiquita no solo es un destino atractivo para los amantes de la naturaleza: es también un recordatorio de que estos ecosistemas frágiles requieren un compromiso colectivo para asegurar que sigan siendo parte del paisaje argentino durante generaciones.