Antes se decía “le salió el tiro por la culata” cuando algo había fallado o salido al revés de lo previsto. Pero eso fue exactamente lo que les pasó a quienes dispararon contra Sarmiento: ¡el revólver les explotó en la mano!
La explosión fue muy fuerte, pero Sarmiento, como estaba medio sordo, no la oyó. El atentado fue el sábado 23 de agosto de 1873 a las nueve de la noche.
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Sarmiento se salvó de un disparo
El presidente Sarmiento iba en un carruaje desde su casa a la de Aurelia Vélez Sarsfield —quien terminó siendo su pareja hasta el momento de su muerte— cuando al pasar por la esquina de la calle Corrientes se oyó una explosión. El italiano Francisco Guerri disparó, pero su trabuco le estalló en la mano por estar muy cargado de pólvora. A Guerri lo acompañaba su hermano Pedro (armado con otro revólver y un cuchillo) y los argentinos Luis Casimiro y Aquiles Sesatrugo.
El clima político estaba muy acalorado como consecuencia del asesinato de Urquiza en 1870. El crimen se atribuyó al caudillo entrerriano López Jordán, contra quien cargó el ejército y la policía. Se estima que el atentado contra Sarmiento habría sido planificado por personas cercanas a Jordán, como represalia por su persecución.
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Presos y condenados por el atentado
Los Guerri fueron detenidos en la misma esquina del atentado, ya que la explosión alertó a la policía. Fueron juzgados y condenados a la máxima pena. Casimiro y Sesatrugo fueron asesinados en Montevideo de forma misteriosa.