Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883 en Praga, entonces parte del Imperio austrohúngaro, en el seno de una familia judía de habla alemana. Aunque hoy es un autor de culto, en vida fue poco reconocido y apenas publicó una parte de su producción literaria.
Su infancia y juventud estuvieron marcadas por una relación conflictiva con su padre, Hermann Kafka, un hombre autoritario que influyó de manera decisiva en su carácter introspectivo y en la visión crítica que desarrolló sobre la autoridad y el poder.
Los años de formación de Franz Kafka
Kafka estudió Derecho en la Universidad Carolina de Praga y trabajó gran parte de su vida en compañías de seguros, lo que le permitió conocer de cerca la burocracia, un tema recurrente en su obra.
Durante las noches, escribía relatos y novelas que, en su mayoría, no publicó en vida. Entre sus textos más famosos se encuentran La metamorfosis (1915), El proceso y El castillo, obras que exploran la alienación y el absurdo de la existencia.
- Nacimiento: 3 de julio de 1883, Praga.
- Obra más conocida: La metamorfosis (1915).
- Muerte: 3 de junio de 1924, Kierling, Austria.
La metamorfosis y el legado literario
En La metamorfosis, Kafka narra la historia de Gregor Samsa, un hombre que amanece transformado en insecto, una metáfora sobre la incomunicación y el aislamiento humano. Este relato breve, escrito con un estilo preciso y cargado de simbolismo, se convirtió en uno de los textos más influyentes de la literatura contemporánea.

Pese a su talento, Kafka dejó instrucciones a su amigo Max Brod para que quemara sus manuscritos inéditos tras su muerte. Brod desobedeció y publicó gran parte de ellos, lo que permitió que su obra alcanzara fama internacional.
Los últimos años y la consagración póstuma
Franz Kafka murió a los 40 años, víctima de tuberculosis, el 3 de junio de 1924. En vida, apenas vio editados algunos de sus escritos, pero su reconocimiento llegó después. Hoy, su nombre da origen al adjetivo “kafkiano”, que describe situaciones absurdas, opresivas y sin salida aparente.
Su influencia se extiende a escritores, filósofos y cineastas, y su obra sigue siendo objeto de análisis en todo el mundo. Kafka no solo retrató la angustia existencial de su tiempo, sino que también anticipó inquietudes universales que aún resuenan en el siglo XXI.
