El Estadio Janguito Malucelli, ubicado en Curitiba, estado de Paraná, se inauguró en 2007 con una idea innovadora: convertirse en el primer estadio ecológico de Brasil. Su construcción buscó un bajo impacto ambiental y se distinguió por la forma en que integró el fútbol con la naturaleza.
A diferencia de otros recintos deportivos, no se utilizaron estructuras de hormigón ni grandes tribunas metálicas. En su lugar, se levantaron gradas de madera y sectores que se apoyaban directamente en taludes cubiertos de césped. Esta propuesta le otorgó un aspecto rústico y sustentable, al mismo tiempo que ofrecía comodidad para miles de hinchas.
Entre sus características más llamativas se destacan:
- Capacidad inicial para 3.000 espectadores.
- Tribunas naturales construidas sobre la pendiente de un cerro.
- Materiales reciclables y mínima intervención en el terreno.
- Uso de energía renovable y reducción de residuos.
El estadio ecológico en el Mundial de 2014

Aunque no fue sede oficial de la Copa del Mundo de Brasil 2014, el Estadio Janguito Malucelli se convirtió en un espacio estratégico. Durante el torneo, fue utilizado como centro de entrenamiento por la selección nacional de España, que eligió Curitiba como una de sus bases.
Este hecho le dio proyección internacional al estadio y lo transformó en una curiosidad turística para los fanáticos del fútbol y del ecodiseño. Muchos visitantes lo bautizaron como “el estadio verde de Brasil”, en referencia tanto a su entorno como a su espíritu sustentable.
¿Por qué cerró el estadio ecológico Janguito Malucelli en 2019?
A pesar de su originalidad y del entusiasmo que despertó entre hinchas y especialistas en arquitectura deportiva, el primer estadio ecológico de Brasil cerró sus puertas en 2019.
Las razones principales fueron:
- Falta de mantenimiento: el paso del tiempo afectó las estructuras de madera y césped.
- Costos elevados: resultaba difícil sostener un modelo sustentable sin apoyo financiero constante.
- Desuso deportivo: varios clubes que lo utilizaron dejaron de hacerlo, lo que redujo su actividad.
De esta manera, el Janguito Malucelli pasó de ser un símbolo de innovación a convertirse en un recuerdo. Hoy en día, su historia se conserva como ejemplo de cómo la arquitectura puede dialogar con la naturaleza, incluso en un ámbito tan masivo como el fútbol.
Un legado ecológico en el deporte

Aunque el Estadio Janguito Malucelli ya no funciona, sigue siendo recordado como una experiencia adelantada a su tiempo. En un mundo donde los estadios suelen asociarse con grandes construcciones de acero y cemento, su propuesta ecológica abrió el debate sobre nuevas formas de diseñar recintos deportivos.
El ecoestadio de Curitiba demostró que la sustentabilidad también puede tener un lugar en el fútbol y que, aunque su final fue breve, dejó una huella en la memoria de quienes lo conocieron.

