La frase expresa una sensación de mucha alegría ante un descubrimiento importante, y fue pronunciada por primera vez por un matemático griego.
Como seguramente escuchaste alguna vez, la expresión "¡Eureka!" culmina un proceso en el que una persona descubre algo muy importante: desde una palabra que tenía olvidada o un objeto perdido, hasta un hallazgo científico, por mencionar algunas de ellas. Se trata, normalmente, de un problema sin solución hasta el momento.
Según cuenta la historia, la palabra fue pronunciada por primera vez por el matemático y astrónomo griego Arquímedes. Después de días en que no podía resolver un encargo hecho por el rey, salió corriendo de los baños públicos y festejó su hallazgo.
La historia comienza en el siglo III a.C., cuando el rey de Siracusa era Hierón II. Este encargó una corona de oro puro a un artesano del reino, pero cuando la recibió comenzó a sospechar de si esta estaba realizada en su totalidad con el metal indicado. Como era el material más preciado de la época, creía que que el artesano se había quedado con una parte.
Hierón II le encargó la inquietud a Arquímedes, que era el científico más respetado por sus múltiples aportes a la Física. Pero había un problema principal: Arquímedes debía resolver el problema sin fundir la corona, por lo que tenía que quedar intacta. Según cuenta la versión de la historia que llegó a la actualidad, el astrónomo pasó días sin encontrar una solución.
Así, desesperado, decidió distraerse en una de las bañeras del palacio. Y notó que cuando él ingresaba, se desplazaba una cantidad de agua proporcional a su cuerpo. Así, llegó rápidamente a una conclusión: si un objeto cualquiera se introduce en el agua de una pileta y altera su altura, es posible determinar el volumen de ese objeto y, por lo tanto, su densidad.
Tal fue la alegría por el descubrimiento que Arquímedes salió corriendo por el palacio mientras gritaba "¡Eureka!", sin darse cuenta de que no llevaba ropa. La expresión proviene del griego heurisko ("descubrir") y significa, entonces, "lo he encontrado" o "lo he descubierto".
Dados los siglos que pasaron entre la época en que vivió Arquímedes y la época actual, es prácticamente imposible determinar si la corona era de oro puro o no. La versión más extendida es que no lo era, pero también hay quienes dicen que sí lo era.
Sea de una forma u otra, lo importante es cómo el matemático griego llegó a la conclusión. La corona estaba hecha únicamente de uno (o dos) materiales, sin piedras preciosas agregadas, por lo que Arquímedes propuso sumergir en dos recipientes de agua distintos a:
Si la corona era de oro puro, se habría desplazado la misma cantidad de agua en ambas pruebas, por lo que el artesano estaba diciendo la verdad. Pero si no lo era, en el recipiente de la corona se habría desplazado una cantidad menor ya que no tenía la misma proporción de oro.
Si bien su grito de "Eureka" fue un momento de gran alegría, al astrónomo griego le quedó dando vueltas su descubrimiento y así llego a formular un teorema importante: el principio de Arquímedes.
Este explica que, cuando un cuerpo se sumerge en un líquido, experimenta una fuerza hacia arriba que equivale al peso del volumen que desplaza. Es decir, si el peso de un objeto es igual o menos al peso del agua en que se sumerge, el objeto flotará.
El principio es una de las bases que se utilizan en la náutica para entender la flotación, por ejemplo, de los barcos. Así, sirve para comprender por qué algunos objetos se hunden y otros no.
Sabemos que, cuando se trata de ahuyentar mosquitos, hacemos todo lo posible para evitar que…
Los horneros son pájaros cuyo hábitat depende fundamentalmente de la disponibilidad de barro para la…
Centuripe es una localidad italiana que se encuentra en la provincia de Enna, en Sicilia.…
Más de dos siglos atrás, el territorio que hoy ocupa Estados Unidos no pertenecía a…
Para definir cual es la ciudad más fría de Argentina se pueden tener en cuenta…
El Faro de Punta del Castillete es uno de los tantos que están en las…