En Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia es común ver cochecitos con bebés durmiendo afuera, incluso con temperaturas bajo cero. Esta tradición cultural tiene fundamentos históricos y beneficios para la salud.
En los países nórdicos, dejar que los bebés duerman la siesta al aire libre es una costumbre tan natural que forma parte de la vida cotidiana. Las familias colocan los cochecitos en balcones, patios o veredas, abrigados con mantas y bolsas térmicas, incluso en pleno invierno. Aunque para muchos en otras partes del mundo pueda resultar sorprendente, esta práctica se transmite de generación en generación y está vinculada a la confianza social y a la idea de que el aire fresco mejora el descanso.
Bebés y la tradición de dormir afuera
El origen de esta costumbre se remonta a principios del siglo XX, cuando en Finlandia y Suecia se promovía la vida al aire libre como parte de una infancia saludable. De acuerdo con investigaciones, los padres creen que dormir afuera ayuda a que los niños descansen mejor y se enfermen menos.
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Estudios recientes no mostraron diferencias significativas entre bebés que duermen adentro o afuera en cuanto a duración del sueño. Sin embargo, muchos padres aseguran que los pequeños descansan más profundamente y con menos interrupciones en contacto con el aire fresco.
Beneficios y particularidades de la siesta nórdica para los bebés
La práctica de que los bebés duerman la siesta al aire libre no se realiza de manera improvisada:
- Los cochecitos suelen estar equipados con bolsas térmicas especiales.
- La temperatura mínima recomendada es de –15 °C (siempre con ropa adecuada).
- En países como Finlandia, las guarderías organizan estas siestas al aire libre de forma diaria.

Además, la baja tasa de inseguridad en ciudades nórdicas hace que dejar un cochecito afuera, incluso en la puerta de un café, no represente un riesgo.
Por qué puede ser bueno para la salud
Los especialistas explican que el contacto regular con el aire libre puede fortalecer el sistema inmunológico, favorecer la adaptación a diferentes climas y generar rutinas de descanso más estables.
Aunque no se recomienda aplicar esta costumbre de la misma manera en todos los países —debido a las diferencias culturales, climáticas y de seguridad—, lo cierto es que en el norte de Europa los bebés crecen habituados a esta práctica como parte de su vida diaria.
Una tradición que sorprende al mundo
Lo que en Argentina o en otros lugares podría resultar extraño, en los países nórdicos es símbolo de confianza social y de un estilo de crianza que prioriza la conexión con la naturaleza. Así, mientras duermen arropados bajo la nieve, los bebés de Escandinavia siguen consolidando una de las costumbres más curiosas y admiradas del mundo.