Los humanos sabemos cómo percibir el color, incluso cómo crearlo y emularlo en diversos formatos. También ubicamos las cosas en las que encontraremos ciertos colores: el rojo en las frutillas, el gris en el cemento, azul en el cielo.
Lo que quizás no tenemos tan claro es por qué cada color se llama como se llama. Por ejemplo, el rojo, ¿de dónde sacó su denominación?
¿Cuál es el origen de la palabra “rojo”?
El origen del término para referirnos al color rojo proviene de otro idioma: la palabra viene del adjetivo latino "russus". Para los romanos que lo usaban, russus designaba un matiz específico del color rojo, uno peculiarmente fuerte, profundo. Esa es la razón por la que hoy nos referimos al este tono con dicho nombre.
También te puede interesar: ¿Cuáles son los únicos dos países que no tienen los colores blanco o azul en sus banderas?
El término en sí no empezó a usarse en español hasta el siglo XV; no está documentado su uso antes de dicha época.
Antes de la irrupción de la palabra "rojo" había otros términos que se usaban para denominar a ese color. La más difundida era "bermejo", pero también se empleaban palabras como:
- Ardiente.
- Cobreño.
- Eritreo.
- Ígneo.
- Roso.
- Rosáceo.
- Royo.
- Rúbeo.
- Sabino.
- Sangriento.
- Sanguíneo.
- Carmesí.
La importancia del color
El rojo es un color cargado de simbolismo: no solo es el color del fuego y el color de la sangre, sino que también se usa para destacar las señales artificiales más importantes, como las de tráfico y de emergencia.
También te puede interesar: ¿Por qué la mayoría de los aviones son de color blanco?
Si queremos que algo resalte y no pase desapercibido, lo pintamos de este color. Esto sucede porque, psicológicamente, el rojo es el color más sobresaliente, el que más llama la atención.