El grito forma parte de nuestro día a día. Ya sea para comunicarse en un bar, alentar a un equipo de fútbol, llamar la atención de una persona o simplemente como una expresión de enojo, miles de millones de personas gritan a diario.
Por lo general, la intensidad de esta expresión promedia los 90 dB (decibelio). Pero, en casos particulares, algunas personas lograron superar, por una gran amplitud, la barrera de los 100 dB.
El Récord Guinness le corresponde a un asistente de enseñanza británico y permanece vigente desde octubre de 2000. Es decir, en breve cumplirá 25 años.
¿En qué contexto ocurrió el grito más fuerte de la historia?
El asistente de enseñanza Jill Drake asistió, en octubre de 2000, junto a todos sus colegas, a unas festividades de Halloween que, en esta oportunidad, se organizaron en Londres, Reino Unido.
Durante el evento, en circunstancias que se desconocen en profundidad, Drake aceptó realizar un grito con todas sus fuerzas, con el objetivo de que el mismo se mida mediante el accionar de profesionales.
De esta manera, cumplió con el objetivo y, segundos después, las máquinas sorprendieron a todos: creó, con su voz, un sonido de 129 dB de intensidad. Es decir, más intenso que:
- Una aspiradora - 70 dB.
- El tráfico intenso - 80 dB.
- Una motosierra - 110 dB
- Una sirena acústica - 120 dB.
- Un avión en despegue, a 50 metros de distancia - 125 dB.
¿Qué otros intentos estuvieron cerca de romper el Récord Guinness?
Claro está que el próximo mes se cumplirá un nuevo aniversario del momento en el que Jill Drake se adueñó del Récord Guinness al grito más intenso de la historia. Pero esto no significa que, antes y después del hecho, nadie haya estado cerca de superar esta marca.
Poco antes de esta marca, en 1994 una maestra de Irlanda del Norte logró gritar “silencio” a una intensidad de 121.7 dB. Y, en 2005, un grupo de personas que se reunieron en Finlandia alcanzaron un máximo de 127,2 dB.
