En Argentina, el Día del Médico se celebra cada 3 de diciembre en homenaje a Carlos Juan Finlay, un médico cubano que descubrió el mosquito transmisor de la fiebre amarilla. Su hallazgo, a mediados del siglo XIX, fue de vital importancia en la lucha contra la enfermedad que provocaba miles de muertes todos los años.
Por ello, el Día del Médico es una fecha especial que reconoce y agradece el trabajo, esfuerzo y dedicación de todos los médicos en Argentina, quienes trabajan en:
- La prevención, diagnóstico y/o curación de enfermedades.
- La prescripción de tratamientos y/o medicamentos.
- La investigación en distintos campos de la salud.
- La publicación académica y la divulgación de avances y resultados de descubrimientos.
- La instrucción en estilos de vida y hábitos saludables.
- La educación en universidades y la capacitación en distintos organismos.
- La planificación de políticas públicas en salud.
¿Desde cuándo se celebra el Día del Médico en Argentina?
El Día del Médico fue proclamado, a nivel continental, por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 1953. En Argentina, el reconocimiento de dicho día se realizó en 1956, y desde ese entonces se celebra cada 3 de diciembre.
Además, hay otras tres fechas importantes que se celebran en nuestro país: el Día Nacional del Médico Rural, el 4 de julio, el Día Nacional de la Medicina Social, el 12 de julio, y el Día del Médico del Trabajo, el 4 de octubre.
También te puede interesar > La primera médica wichí de Argentina: conocé a Sandra Toribio
¿Quién fue Carlos Finlay?
Carlos Finlay, de nombre completo Carlos Juan Finlay Barrés, nació el 3 de diciembre de 1833 en Camagüey, Cuba. Era el hijo de un médico escocés residente en el país caribeño y de una madre de ascendencia francesa. Pronto se mudaron a La Habana, capital de Cuba, y ya de grande estudió en Francia y Alemania.
De regreso en América, su familia lo envió a estudiar a Filadelfia, en Estados Unidos. Allí, se graduó del Jefferson Medical College en 1855, a sus 22 años, y luego convalidó su título en la Universidad de La Habana, en la capital cubana. Se convirtió así en médico epidemiólogo y microbiólogo.
También te puede interesar > Ramón Carrillo, el médico que transformó la salud pública en Argentina
Se interesó por la fiebre amarilla en los inicios de sus estudios, ya que era una enfermedad muy común en La Habana y en gran parte de América y África. Su primera tesis la presentó en 1865, pero luego la abandonó y siguió investigando.
En 1881, después de casi dos décadas de investigación, propuso la teoría del mosquito como un transmisor de la fiebre amarilla, lo que hoy se conoce como "vector de la enfermedad". Su propuesta no fue bien recibida en la Conferencia Internacional de Sanidad de dicho año, pero en 1882 presentó más evidencia imposible de negar.
Desde entonces, gracias a sus aportes y al de muchos médicos cubanos que habían descripto la enfermedad a lo largo del siglo XIX, es que pudo controlarse la difusión de la enfermedad.