El Sol de Mayo es el único símbolo presente en la bandera argentina. Está inspirado en Inti, el dios del sol en la cultura inca, y consta de 16 rayos flamígeros y 16 rectos. Pero, ¿siempre formó parte del emblema nacional?
Quienes conocen de historia argentina, sabrán que el Sol de Mayo se incorporó años después de que se creara la bandera. Y recién en 1985 se designó por ley que el diseño con el sol incaico era el único válido para representar al país.
Breve historia de la bandera argentina

El 27 de febrero de 1812 ocurrió un hecho histórico: el primer izamiento de la bandera argentina. Por orden del General Manuel Belgrano, el emblema celeste y blanco flameó por primera vez a orillas del Río Paraná, en la ciudad portuaria de Nuestra Señora del Rosario.
Las versiones orales y la tradición indican que aquella primera versión constaba, únicamente, de dos franjas, una celeste y otra blanca. Algunos sostienen que, a diferencia de la actual, estaba en formato vertical, con la franja blanca pegada al mástil.
Horizontal o vertical, lo cierto es que ninguna versión reconoce al Sol de Mayo como integrante de la bandera. Para eso habría que esperar algunos años.
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¿Cuándo se incorporó el Sol de Mayo a la bandera argentina?

En la actualidad, la bandera argentina consta de:
- Dos franjas celestes en los extremos,
- Una franja blanca en el centro
- Un Sol de Mayo en el centro, sobre la franja blanca.
A su vez, este sol incaico es de color oro y cuenta con 32 rayos, de los que 16 son flamígeros y 16 son rectos. Los flamígeros giran en sentido horario, y ambos tipos se colocaron de manera alternada. Esta insignia se agregó a a la bandera nacional dos años después de haberse declarado la independencia.
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En el Congreso de Tucumán de 1816, los diputados Juan José Paso y Esteban Agustín Gazcón solicitaron que se aprobara el uso de la bandera con tres franjas y el sol incaico. Recién en 1818 se cumplió su iniciativa, pero el emblema era incluso anterior a la bandera: había sido diseñado por el artesano y grabador Juan de Dios Rivera en 1813.
De hecho, tras la Asamblea del Año XIII (un congreso de diputados que se reunió en Buenos Aires entre 1813 y 1815), el sol incaico comenzó a aparecer grabado en las monedas que circulaban en el Río de la Plata. Así, quienes vivieron en aquella época lograron ver el símbolo en las monedas de ocho reales y ocho escudos.

La historia de las dos banderas
Desde que se incorporó el Sol de Mayo, comenzó la historia de las dos banderas. El que tenía la figura de inspiración incaica pasaría a ser la bandera de guerra, y la que no lo tenía pasaría a ser la apropiada para usar en actos civiles y de gobierno.
Así fue durante más de 165 años, hasta que en 1985 el Congreso Nacional aprobó la Ley 23.208 de Insignia Patria. La misma unificó los diseños de la bandera, que desde ese momento debería exhibir siempre del Sol de Mayo en el centro.