El 2 de diciembre de 1987 fallecía en Buenos Aires el médico argentino Luis Federico Leloir, quien obtuvo el Premio Nobel de Química en 1970 por el descubrimiento del papel que juegan los azúcares en la producción de los hidratos de carbono.
Leloir había nacido en París, Francia, el 6 de septiembre de 1906. Hijo de argentinos, regresó al país a los dos años, donde desarrolló su carrera. Se doctoró en medicina en la Universidad de Buenos Aires y se dedicó a la investigación en química biológica. Trabajó en el Hospital de Clínicas durante dos años y luego sus inquietudes lo llevaron a especializarse en la ciencia básica. Así, realizó su tesis de doctorado con Bernardo Houssay, quien en 1947, además de ganar el primer Nobel de ciencia argentino le propuso a Leloir la dirección del Instituto de Investigaciones Bioquímicas (hoy, Fundación Instituto Leloir).
La ruta de los azúcares
Allí, junto a otros colaboradores, Leloir comenzó a realizar los primeros hallazgos que permitían aclarar el mecanismo de la unión de azúcares, especialmente del glucógeno y del almidón. Dentro de sus principales descubrimientos figura el llamado "camino de Leloir”: la ruta bioquímica a través de la cual el organismo aprovecha la energía de los azúcares para poder vivir. Es decir, que se describió las vías del metabolismo de la glucosa, importante descubrimiento ya que muchas células cancerosas utilizan esa vía para su multiplicación. Además, estos hallazgos sirvieron para entender en profundidad la galactosemia, una enfermedad hereditaria que provoca que quienes la padecen estén impedidos de asimilar el azúcar de la leche y que, de no ser tratada, produce lesiones en el hígado, riñones y en el sistema nervioso central.
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