“Duerme negrito” es una preciosa canción de cuna, popularizada por el gran Atahualpa Yupanqui. Su melodía suave y su letra emocionan en cada estrofa.
Aparentemente, Don Ata, como lo llamaban, escuchó esta canción a una mujer negra en una zona fronteriza entre Venezuela y Colombia. Posteriormente, él la adaptó y la interpretó. La letra de la canción hace referencia a la vida pesada y dificultosa de una mujer obligada a trabajar en el campo a cambio de una mísera paga que apenas alcanza para el sustento de ella y su pequeño hijo. Esta canción la canta una madre a su hijo y le va describiendo todas las cosas maravillosas que obtendrá con su sueño tranquilo.
Al respecto, Atahualpa Yupanqui recordaba: “Estos acordes pertenecen a una vieja canción tradicional que allá hace muchos años encontré en la zona Caribe, en la frontera de Venezuela y Colombia. La cantaba una mujer de color. La aprendí, me encantó, y la caminé por el mundo.”
La canción logra transmitir el sufrimiento y el dolor, la crueldad de la explotación y la violencia histórica de una Latinoamérica sufriente. No obstante, la música y la letra tienen tanta belleza y ternura que nos emociona hasta las lágrimas. Posteriormente, el tema fue versionado e interpretado por otros grandes músicos como Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti y Víctor Jara.
"Duerme negrito" es una canción de cuna o una nana, como también se las llama, y se caracterizan por tener un ritmo suave y melancólico para arrullar a los niños y niñas mientras se los ayuda a conciliar el sueño. Estas canciones forman parte de la cultura popular de los países y se transmiten, generalmente, de forma oral. Más allá del paso del tiempo y de los cambios sociales y culturales la canción mantiene su vigencia. Si bien la situación de las mujeres ha cambiado en este siglo XIX, muchas todavía siguen sufriendo explotación y opresión.
Duerme, duerme, negrito,
que tu mamá está en el campo,
negrito…
Te va a traer codornices para ti.
Te va a traer rica fruta para ti.
Te va a traer carne de cerdo para ti.
Te va a traer muchas cosas para ti
Y si el negro no se duerme,
viene el diablo blanco
y ¡zas! Le come la patita,
¡chacapumba!
Duerme, duerme, negrito,
que tu mamá está en el campo, negrito…
Trabajando,
trabajando duramente,
trabajando sí.
Trabajando y no le pagan,
trabajando sí.
Trabajando y va tosiendo,
trabajando, sí.
Trabajando y va de luto,
trabajando sí.
Para el negrito chiquitito,
trabajando, sí.
Duramente, sí.
Va tosiendo, sí.
Va de luto, sí.
Duramente, sí
Duerme, duerme, negrito,
que tu mama está en el campo,
negrito…
Atahualpa Yupanqui
Su nombre real era Héctor Roberto Chavero y nació en Pergamino, provincia de Buenos Aires, en una casa que posteriormente fue declarada patrimonio histórico de la ciudad. En 1917 la familia se mudó a Tucumán, donde conoció una nueva música con sus propios ritmos e instrumentos. La temprana muerte de su padre lo convirtió a Atahualpa en el jefe de la familia, rol por el que tuvo que empezar a trabajar. Se desempeñó como maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico.
Hacia fines de la década de los treinta, realizó sus primeras grabaciones para el sello RCA Víctor, en las que incluyó parte de su propio cancionero. En los años cuarenta, sumó a su actividad como compositor e intérprete la de escritor y publicó el libro Piedra Sola (1941) y la novela Cerro Bayo (1947). En 1949, actuó en distintos países como Hungría, Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria. En París, se vinculó con distintos artistas e intelectuales del momento y conoció a Edith Piaf, quien lo invitó a participar en sus conciertos. En la década de 1960 consolidó su fama internacional y ganó en dos oportunidades del Premio Charles Cross al mejor disco extranjero (1968 y 1969). De allí en adelante, el reconocimiento de su propio país, América y Europa se vio plasmado en una serie de premios y homenajes.
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