Los Países Bajos están ubicados en un delta de baja altura donde se unen las desembocaduras de tres grandes ríos: el Rin, el Mosa y el Escalda. Sus habitantes tienen un dicho que afirma que "Dios creó el mundo y los holandeses crearon Holanda": el país es en gran parte un paisaje diseñado a partir de pantanos y marismas. Un tercio de la superficie de los Países Bajos está por debajo del nivel del mar. A este dato se suma que dos tercios de sus superficie son vulnerables a las inundaciones. Gran parte de la identidad de los Países bajos surgió de la necesidad de defenderse del agua.
"Holanda, como nación, nació luchando contra el mar", dice Adriaan Geuze, fundador de una empresa de diseño holandesa. "El ADN de Holanda es vivir en un delta, vivir en la llanura costera y vivir en el pantano. Toda la cultura holandesa nace de esta idea".
Hace ya más de 700 años que los holandeses empezaron a desarrollar estrategias y tecnologías para hacer frente a las inundaciones, allá por el siglo XIII. Crecieron las innovaciones en la gestión del agua, como los ya icónicos molinos de viento de los pólderes del siglo XV, que bombeaban el agua fuera de las zonas pantanosas, a menudo situadas por debajo del nivel del mar. Con el tiempo, se crearon unos 3.000 pólderes (parcelas de tierra seca rodeadas de diques).
Los holandeses se hicieron famosos por su temprano dominio de la ingeniería costera y la gestión del agua, que durante siglos los mantuvo en gran medida a salvo tras las barreras y los diques.
La experiencia holandesa en la gestión del agua es tan antigua como los propios Países Bajos, y a medida que los mares se elevan en todo el mundo, los holandeses siguen estando en primera línea para hacer frente a las inundaciones y al aumento del nivel del mar. Esta destreza no solo les está ayudando en sus propios esfuerzos, sino que ahora "van por todo el mundo asesorando y vendiendo sus conocimientos de ingeniería".
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