Según el Archivo General de la Nación, el primer semáforo eléctrico de Argentina se instaló en la Ciudad de Buenos Aires en 1953 para ordenar y encausar el tránsito que aumentaba cada vez más.
Los registros fílmicos del Noticiero Panamericano muestran que los autos se detenían detrás de unas líneas que estaban marcadas sobre la calle -hoy conocidas como senda peatonal- mientras los peatones cruzaban en línea recta hacia el otro lado.
Previamente, se usaban "aparatos para dirigir el tráfico" que eran similares a los semáforos pero, en vez de ser eléctricos, eran manuales: una persona debía manejarlos.