Un gasoducto es un entramado de cañerías unidas entre sí, que permiten transportar gas por largas distancias y a gran escala. Su nacimiento se ubica donde se encuentra un yacimiento natural, al cual se lo conecta con un centro de distribución que envía el suministro a todo el país.
Estas grandes tuberías de acero que permiten que el gas viaje a gran presión, normalmente se construyen a uno o dos metros de profundidad terrestre o incluso bajo mar. En este último caso, el tendido se hace mediante barcos específicamente diseñados para este tarea. Las tuberías se sueldan en el barco y luego se depositan sobre el lecho marino.
Otra particularidad que tiene un gasoducto es que por ley, todos los países deben facilitar válvulas cada cierto tramo. Este es un requerimiento por seguridad, ya que de haber algún accidente, se podría cortar el flujo y arreglar la falla. Asimismo, cuentan con sensores que pueden detectar y prever eventuales fugas.
No obstante, el proceso de construcción de los gasoductos se somete a numerosas inspecciones, para de esta forma lograr minimizar el impacto ambiental. A su vez, se analiza la huella que produce tras su instalación.
Vale destacar que en cuanto a las consecuencias ambientales, el proceso de mayor impacto es el de la construcción del gasoducto. Una vez terminada esa fase, los impactos relacionados al terreno se minimizan considerablemente.
La importancia de un gasoducto
- Contar con un entramado propio de gasoductos le permite a un país expandir su capacidad exportadora, y de esta forma contar con otra gran entrada de dólares.
- A su vez, no tener la necesidad de importar gas, produce dos efectos: ahorro de dinero y consolidación de la soberanía nacional.
- Permite ampliar el acceso al gas para aquellos ciudadanos que todavía no cuenten con ese servicio.
- Los gasoductos brindan reservas y seguridad para enfrentar las adversidades de los contextos internaciones, como por ejemplo, una guerra o escases.
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Agradecimientos a Paloma Sánchez por la colaboración en esta nota.
