Maximiliano Sánchez es un joven de diecisiete años que pertenece a la comunidad wichí. Cursa sus estudios en la Escuela de Comercio 5005 Juan XXIII, que está ubicada en General Enrique Mosconi (Salta). Fue nominado para ser el ganador del “Global Student Prize” de 2021, luego de crear una aplicación que traduce del español al wichí y viceversa. Fue seleccionado entre 3.500 estudiantes de 94 países y hoy forma parte de los 50 finalistas. Si resultara ganador, recibiría cien mil dólares como premio. 

- ¿Cómo se crea una aplicación? ¿Cómo empezaste con la tuya?

- Primeramente uno debe concentrarse en la interfaz. Yo solamente planifiqué la interfaz porque de ahí se derivan todas las funciones. En segunda instancia, me concentré en las actividades que debe hacer la aplicación, y las funciones secundarias y terciarias. Y ahora estoy programando. En este momento estoy intentando hacer que la app funcione sin Internet, pero todavía la estoy probando y falta muy poco, o mucho, no sé. Me falta terminarla. Me faltan recolectar más palabras, pero las estoy recolectando de a poco para que esté completa. También quiero agregar una voz. Pero vi que fluye más con Internet que sin Internet, así que estoy viendo eso. 

- ¿Estás probando diferentes opciones para que funcione mejor la aplicación?

- Estoy probando con programas, intercalándolos. Como saben todos, no tengo el beneficio de pagar un programa y yo busco la manera de encontrar programas gratuitos, que te dan las funciones gratis por una licencia de siete o cinco días para que pruebes.

- ¿Y cómo aprendiste a programar?

- A los catorce o quince años aprendí por mi cuenta a arreglar celulares y crear juegos. Después empecé con una aplicación de control de presión, que algunas personas no entendían. Eso me motivó a crear esta aplicación que traduce del español al wichí y viceversa. Aún no la termino, necesito más tiempo. Quiero que esta app no tenga ningún error. 

- ¿Y qué es lo que hace falta, hablando técnicamente, para terminar la aplicación?

- Las herramientas básicas, o sea, los programas. Yo utilizo programas básicos que son gratuitos pero no tienen las funciones que necesito. Ese es el problema. También tengo que recolectar cada una de las palabras y armar un programa aparte de una voz. Yo tenía planificado publicar primeramente una instancia de diccionario común y corriente, y después en la próxima actualización agregar una opción por voz, que todavía estoy pensando.

- ¿Vas a grabar tu propia voz?

- Y tenía planificado eso, sí. Responder cada pregunta o cada palabra del castellano al wichí y viceversa.

- ¿Cómo fue la inscripción para participar del premio para el que estás nominado? ¿Te anotaste vos? 

- Todo surgió por mi profesora Eva Fernández, que me vino a visitar aquí en mi casa y me preguntó si quería participar. Y como a mí me gusta participar en casi todo, acepté. Ahí llegaron los cuestionarios, las llamadas virtuales y muchísimas preguntas que tuve que responder. Tuve que completar un formulario, después me llamaron por Zoom dos o tres veces. Una vez me quedé sin conexión y me llamaron por vía telefónica. Me hicieron todo tipo de preguntas. 

- ¿Soñabas con quedar nominado? 

- Bueno, eso no lo tenía en mente. Yo solamente respondí todas las preguntas y todo tranquilo, no me preocupaba estar nominado o no. Resulta que un día llegó un correo electrónico diciéndome que estaba entre los cincuenta mejores alumnos y ahí quedé totalmente en shock.

- ¿Y qué fue lo primero que hiciste cuando te enteraste?

- Y no sé, quedé muy callado. No sabía qué decir.

- ¿Les dijiste a los demás enseguida o esperaste un poco?

- No dije mucho al principio, porque el mensaje también decía que no hablara hasta que la fundación Varkey lo hiciera públicamente, y eso fue lo más difícil. Me quedé callado hasta el día en que la misma fundación hizo la publicación. Pasaron siete o seis días hasta que pude contarlo. Ahí se enteraron todos y se alegraron. 

- ¿Y qué te dijeron tu familia, tus amigos y tu comunidad? 

- Todos estaban felices, o sea, a mi familia le conté primero, porque sabía que era un secreto pero yo le informé a mi familia de confianza y todos estuvieron felices y orgullosos, hasta el día de hoy están felices. Mi mejor amigo me felicitó, mi otro amigo también, casi todos mis amigos y compañeros de curso me felicitaron. Y todo mi pueblo, todo Enrique Mosconi me aplaudió.

- Hace unos meses conociste al presidente, ¿no?

- Sí, lo conocí, es una buena persona. Me atendió, habló tranquilamente conmigo, o sea, toda la experiencia superó mis expectativas. Me comprendió, fue valioso para mí que me entendiera. Yo vi en la mirada del presidente de la Nación, Alberto Fernández, mucha confianza. 

- ¿Y de qué hablaron? ¿Qué le contaste vos?

- Le hablé de la educación, le pregunté si había alguna posibilidad de que hubiese una escuela secundaria aquí en la misión o un anexo como para que los chicos se sientan cómodos aquí, porque les queda muy lejos la escuela. Él me escuchaba y me comprendía. No puedo decir nada porque me recibió con un abrazo y eso lo valoro muchísimo. Agradezco la confianza con la que me habló.

- ¿Y cómo te sentís ahora después de haberlo conocido?

- Muy bien, muy feliz. En ese momento que estaba con el presidente me alegré muchísimo porque estaba muy contento de estar frente a él y escuchar su voz motivadora. Me dio motivación para seguir adelante.

- Si ganaras el premio, ¿qué harías?

- Si ganara el premio estaba pensando en hacer un tipo de proyecto aquí en la misión para beneficiar a algunas personas. Estoy con la idea de hacer un proyecto productivo. Y también haría un negocio de arreglo y creación de celulares. Si creciera el negocio, seguiría desarrollando la app y creando otras apps que tengo en mente, que podrían ayudar a algunas personas. 

- ¿Qué les dirías a los estudiantes de tu edad que también quieren hacer inventos y quizás no se animan?

- Que lo hagan, que no se rindan, que sigan adelante. Yo me he caído varias veces pero siempre me levanté. Es mejor no escuchar a algunas personas que dicen que no podés. En realidad, todos podemos. Nada es imposible. Si das un poco de esfuerzo y hacés lo que te gusta, vas a tener más capacidad para seguir adelante. No rendirse es una de las cosas más importantes a tener en mente, y las personas que te acompañan. 

¿Te gustó la historia de Maximiliano? Próximamente compartiremos más experiencias de chicos y chicas de todo el país en la sección “Jóvenes protagonistas”.

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