Las ardillas no son animales que vemos comúnmente en Latinoamérica. Sabemos de ellas por su particular semblanza, la ternura que emanan y los testimonios de personas de América del Norte que se las cruzan de forma cotidiana.
Si una persona vive en una zona rural o cerca de un parque en las regiones que poseen ardillas, probablemente haya observado un singular comportamiento en estos animales: el acto de esconder las nueces debajo de la tierra.
¿Por qué las ardillas esconden las nueces bajo la tierra?
Cuando el tiempo refresca, estas criaturas de cola tupida dan comienzo a lo que parece la preparación de una búsqueda del tesoro a gran escala. Empiezan a enterrar nueces de forma colectiva.
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¿Por qué las ardillas esconden sus nueces? Lo hacen a modo de preparación para el frío, aquella época del año en la que escasea la comida.
Este tipo de almacenamiento proactivo plantea muchas preguntas, siendo la más apremiante "¿cómo vuelven a encontrarlas?"
La ciencia de encontrar nueces escondidas
Las ardillas tienen un excelente sentido del olfato y una buena memoria espacial que les ayuda a encontrar las nueces que esconden. Además, cuando se dan cuenta de que se olvidaron algunas, a veces las encuentran siguiendo pistas olfativas o incluso observando su propio comportamiento al esconderlas.
Sin embargo, este sistema no es infalible. Un estudio realizado en la Universidad de Richmond indica que las ardillas no recuperan hasta el 74% de las nueces que entierran.
Un inesperado resultado positivo
Aunque para las ardillas puede ser frustrante perder sus nueces cuidadosamente escondidas, puede ser beneficioso para otros organismos. En concreto, ayuda a los bosques.
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Según el estudio, este extravío de tantas bellotas -es decir, las semillas de los robles- es responsable de gran parte de la regeneración de los bosques de esta especie: las bellotas extraviadas, permiten que las semillas crezcan y se conviertan en árboles.
El hábito de las ardillas de almacenar su comida de forma generalizada también es importante para el crecimiento del bosque, ya que permite que la información genética se propague a gran distancia.