La Isla de Ellis fue el lugar donde llegaron 12 millones de inmigrantes a Estados Unidos entre 1892 y 1954. Funcionaba como la aduana principal desde en 1890, bajo las órdenes del presidente Benjamin Harrison. La salud y los antecedentes legales de quienes llegaban al país eran inspeccionados allí. Su nombre se debe a quien fue su dueño a partir de la década de 1770, Samuel Ellis.
Cumplió diferentes funciones. Anteriormente, en 1809, fue adquirida por el Gobierno Federal y funcionó como una base militar en la guerra contra el ejército inglés. Durante la Primera Guerra Mundial, sus instalaciones sirvieron para albergar a los extranjeros considerados como peligrosos.
En mayo de 1965 fue declarada parte del Monumento Nacional que conforma la Estatua de la Libertad.
La Isla de Ellis y su museo de la inmigración
Actualmente, la Isla de Ellis está bajo la potestad del Estado de Nueva Jersey y se utiliza únicamente con fines turísticos. Visitantes y estadounidenses interesados en la historia del país la recorren para conocer más sobre quienes llegaron en busca de una vida mejor.
El museo abrió en 1990 y se encuentra en la única construcción abierta al público. La restauración del edificio costó alrededor de 160 millones de dólares.
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¿Por qué visitarla?
Para quienes visitan Nueva York, la Isla de Ellis es una de las paradas obligadas. Se llega a ella mediante un ferry que sale de Battery Park y llega a Terminal de Liberty State Park. Las excursiones suelen incluir el pasaje, la entrada al Museo de la Inmigración y la visita a la Estatua de la Libertad.
Miles de estadounidenses pueden encontrar allí documentación de sus antepasados e información acerca de cómo y cuándo llegaron a Estados Unidos.
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Una vez en la Isla también se pueden visitar las instalaciones de lo que solía ser el Hospital de Inmigrantes.
