Los beneficios de bañarse son muy claros. El principal, sin lugar a dudas, es cuidar nuestra higiene personal, mediante el uso de productos para mantener la limpieza de todo el cuerpo.
Ahora bien. Por costumbres, hay quienes eligen bañarse bien temprano por la mañana y, al mismo tiempo, millones de personas prefieren hacerlo por la noche. Por otro lado, no hay que olvidar a quienes se bañan en ambos horarios. Es decir, dos veces al día.
Y, si bien el trabajo de limpieza corporal tiene los mismos efectos, en cualquier hora del día, al tomar un baño durante el cierre de cada jornada, nuestro cuerpo accede a más beneficios.
¿Qué relación hay entre bañarse de noche y el ciclo del sueño?
Según expertos, uno de los principales beneficios de bañarse de noche es que, tras el impacto del agua caliente, nuestra temperatura corporal se incrementa. Luego, al salir, desciende de manera gradual. Un escenario ideal para llegar a la cama y lograr una mejor calidad de sueño.
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En otras palabras, este proceso nos sumerge en una somnolencia, que conduce a un descanso más rápido y profundo.
¿Por qué tomar un baño durante las últimas horas del día ayuda a reducir nuestros niveles de estrés?
Además de preparar el escenario para lograr un buen ciclo de sueño, bañarse por la noche también es ideal para combatir el estrés.
Mediante estudios puntuales, se demostró que la realización de movimientos similares sobre nuestra piel, en contacto con el agua, nos permite alcanzar un estado de tranquilidad mayor al que teníamos antes de entrar a la ducha.
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A su vez, el contexto es perfecto para reducir los niveles de cortisol, identificado como la hormona del estrés. Un fenómeno ideal, sobre todo luego de un largo día de trabajo.
Finalmente, es importante mencionar que bañarse por la noche no solo reduce el estrés en este momento del día. Es decir, mediante la sensación de renovación y autocuidado, nos permite dormir mejor y, de esta manera, iniciar un nuevo día en óptimas condiciones emocionales.