Maritchu Seitún es licenciada en Psicología y hace más de 30 años que trabaja con papás, mamás y sus hijos, con el objetivo de orientar a los adultos para que cuenten con las herramientas necesarias para ayudar a los más jóvenes en los temas que necesiten. En este episodio de Crianza 2.0, hablamos con ella sobre miedos.
La especialista en crianza, cuenta que considera que el mayor aporte en todos sus años como profesional es para los madres y padres.
¿Hay distintos tipos de miedos?
Seitún explica que si, que hay distintos tipos de miedos. Ella los divide en miedos evolutivos y no evolutivos. Algunos ejemplos de los primeros son el miedo del bebé de 8 meses cuando se aleja de su mamá o el del chiquito de de 1 año cuando camina y no la encuentra. Esto sucede porque los chicos empiezan a tomar conciencia de muchas cosas del mundo y se asustan.
Los no evolutivos, según la especialista, tienen que ver con no poder poder conectar con la emocionalidad completa. Eso quiere decir que no pueden terminar de procesar lo que sienten y lo que piensan. Un ejemplo es el miedo a la noche, que puede surgir porque el chico, durante el día, no pudo poner en palabras cosas que le pasaron, que no le gustaron, como celos o enojos. "Dormirse es soltar amarras. Cuando hago eso, me vienen ideas a la cabeza que me asustan un montón. A la hora de abordar los miedos, tenemos que abordar con qué cosas, con qué emociones, con qué sentimientos ese niño o esa niña no está conectándose", explica.
¿Es malo sentir temor?
Seitún manifiesta que el miedo es una señal de alarma del cuerpo del ser humano. Permite cuidarse. El problema es el nivel del miedo: "Si el miedo es intensísimo y no puedo salir de la puerta de mi casa, estamos en problemas. Que yo tenga miedo de asomarme a la baranda en un balcón del piso 20, es muy saludable. Pongo otro ejemplo: el miedo de los 2 años da las la prueba de que ese niñito se está individuando. Hasta ese momento, creía que era uno con su mamá y su papá y no le teme a nada. A esa edad se da cuenta que está separado. Podemos empezar a preocuparnos si a los 2 años y medio, un chiquito no tiene miedos, porque quiere decir probablemente que no se está individuando adecuadamente".
"Hay tantos miedos como seres un humanos. Lo que pasa que en los chicos chiquitos, los miedos son aquellos que traemos desde que vivíamos en la selva:
- A la oscuridad,
- A quedarse solo,
- Al abandono,
- A los ruidos fuertes.
Esto es así, porque las personas vivieron en ese contexto durante muchas generaciones y todas esas cosas eran altamente peligrosas. Es por eso que la mayoría de los niños los tienen" —cuenta y continúa— "Hay muchísimos miedos que en la medida en que uno los va trabajando, se va dando cuenta de dónde viene".
A distintas edades, van apareciendo diferentes temores:
- A los 4 años, el miedo a la muerte y a sus propios enojos;
- Entre los 7 y los 9, se produce un desarrollo cerebral que hace que los chicos y chicas se den cuenta de que hay algunas cosas que son peligrosas;
- En la adolescencia aparece el miedo a los cambios corporales.
¿Cómo pueden intervenir las mamás y los papás?
"Si un chiquito tiene adecuada confianza en su papá y en su mamá, es probable que vaya superando los miedos y entonces vaya adquiriendo una caja de herramientas que le va permitiendo sortear los contratiempos de la vida. Si yo tengo confianza en papá y en mamá y tengo un vínculo seguro, ese vínculo también se traslada a las maestras y maestros", dice la especialista y agrega que esa es la clave para que los más jóvenes pidan ayuda.
Seitún explica que cuanto más se conecta la persona con su emoción oscura, "que no quiere decir negativa", va a reprimir menos, a tapar menos, entonces se cuenta con una autoestima más alta y más energía para defenderse. Algunos ejemplos que da son:
- La gula,
- La codicia,
- Los celos,
- La fiaca.
"Los miedos se curan primero comprendiendo las emociones y después con pasitos de bebé, hasta poder pegar el empujoncito", sentencia.
Además, recomienda hacer una consulta psicológica en caso de que sea necesario: "Si el chico sufre mucho o se está perdiendo un montón de cosas por sus miedos, me parece que es el momento de consultar. No necesariamente por un psicodagnóstico, a lo mejor es necesario tener una entrevista orientada a padres".
Los miedos y las pantallas
La especialista explica que las pantallas no ayudan porque transmiten cuestiones que realmente asustan, como la ballena azul, u otros contenidos que hacen que los chicos tengan pesadillas. "Bastante tienen con los temas de la vida diaria para poder soñar con cosas que vieron. No solo hay que cuidarlos de cosas que pueden aparecer en YouTube y redes sociales, sino también de aquello que pueden ver en noticieros, o escuchar en la radio del auto, mientras van a la escuela".
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Producción: Lucía Jauzat y Euhen Matarozzo.
Filmmakers: Rocío Bustos y Martina Cretella.
Edición: Rocío Bustos y Candela Casares
