Desde 1914, se denomina zona rural a todo espacio social que tenga hasta 2000 habitantes. Por lo tanto, quienes viven en estas regiones del país reciben una educación "plurigrado" en la que no están separados por edades.
Según el artículo "Educación técnica rural en Argentina" de Jorge Navarro y Marcelo Gastón, el primer antecedente de la enseñanza en contextos agropecuarios dentro de nuestro país se dio en 1823 cuando Bernardino Rivadavia fundó la Escuela Práctica en la quinta de Recoleta.
Como se explica en el libro "La escuela no fue siempre así" a mediados del siglo XIX, era el maestro quien se trasladaba para llegar hasta los alumnos. Viajaba en un carromato, donde llevaba todo lo necesario para su tarea, como láminas, mapas, pizarrón, tizas, útiles para los alumnos, libros y diccionarios. Se quedaba en el lugar elegido entre cuatro y seis meses, y después se iba a otro paraje para empezar de nuevo con su labor.
Ángela Peralta Pino fue la primera maestra rural argentina. A mediados del siglo XX recorría el norte de Santa Fe con su escuela rodante. En un contexto disperso caracterizado por las extensas distancias, la falta de líneas de comunicación y las complicaciones climáticas, la alfabetización de los niños y niñas se dificultaba. Entonces, en 1940, esta maestra decidió salir a bordo de un vagón de tren convertido en aula para recorrer distintas geografías.
Su trabajo docente fue tan significativo que se reconoce la fecha de su nacimiento, el 9 de noviembre, como Día Nacional de los Maestros Rurales. En la actualidad, en Argentina hay alrededor de 3700 escuelas de este tipo.