Estudiantes con autismo: qué herramientas digitales pueden ayudarlos y qué prácticas evitar - Billiken
 

Estudiantes con autismo: qué herramientas digitales pueden ayudarlos y qué prácticas evitar

Estudiantes con autismo: qué herramientas digitales pueden ayudarlos y qué prácticas evitar
Una de las principales características del autismo es la dificultad para establecer comunicación con el entorno. Ante este panorama, el mundo digital ofrece espacios muy atractivos de interacción. Sin embargo, su uso desmedido pueden provocar serios problemas. En esta nota, presentamos un mapa sencillo para adentrarse en la selva digital para reconocer buenos consejos y buenas prácticas, así como evitar alarmismos o pragmatismo indolente.

Estudios recientes establecen en un 1 % la prevalencia de niños con autismo en todo el mundo (ver estudio acá), en algunos países no existen estadísticas confiables y en otros, como EE UU, algunos estudios (ver acá) apuntan a porcentajes más elevados, como del 2,8 %.

En España, por ejemplo, el alumnado con trastorno del espectro autista (TEA) ha aumentado un 8,07 % en el último curso escolar del que tenemos datos (2020-21): hay 60 198 alumnos y alumnas con autismo, muchos más niños (50 372) que niñas (9 826). Son un 0,73 % del total.

Para familias con este diagnóstico, la búsqueda de estrategias e ideas para acompañar a sus seres queridos es difícil y confusa. En este artículo, presentamos un mapa sencillo para adentrarse en la selva digital para reconocer buenos consejos y buenas prácticas, así como evitar alarmismos o pragmatismo indolente.

Pantallas y autismo

Una de las principales características del autismo es la dificultad para establecer comunicación con el entorno. Esto se manifiesta entre otras cosas por la ausencia de contacto visual. La ausencia de comunicación evidentemente perjudica la interacción social, el intercambio de ideas y la comunicación y crea dificultades en su desarrollo cognitivo.

Ante este panorama, el mundo digital ofrece espacios muy atractivos de interacción. La tecnología configura momentos de ocio accesibles y entretenidos sin tener que socializar en persona con otros niños, que además, ayudan a trabajar las emociones, tanto las propias como las ajenas.

Sin embargo, su uso desmedido pueden provocar serios problemas. Por ejemplo, los niños con autismo pueden pasar de un vídeo a otro sin esperar la finalización del mismo, o acelerar la velocidad de reproducción, de manera que sólo absorben estímulos visuales y auditivos agradables.

Acostumbrar al niño a recibir de manera inmediata satisfacción a sus exigencias puede aumentar su irritabilidad. Pero un uso moderado, acompañado y vigilado puede ayudar a generar aprendizajes y motivar su desarrollo cognitivo.

Restricciones de uso

Restringir el tiempo de exposición y ofrecer la tableta o el móvil sin acceso a internet, sólo con la posibilidad de explorar juegos o aplicaciones específicas, pueden ayudar a moderar su uso.

Las pantallas deben usarse como segunda o tercera opción frente a los materiales físicos concretos y las actividades deportivas o recreativas con otros niños de su edad. Tampoco debe usarse la pantalla para responder a momentos de crisis, ni como premio, ni justo antes de comer o de dormir.

Consideraciones previas

Los factores esenciales que tenemos que tener en cuenta a la hora de seleccionar aplicaciones son:

  1. Que el juego o programa elegido tenga un respaldo académico. Muchas aplicaciones solo son una máscara para monetizar, aprovechando la vulnerabilidad de los padres y representantes. Es ideal que la aplicación tenga un respaldo fuerte, de alguna fundación, ministerio u organización no gubernamental.
  2. Que no tenga enlaces a portales inadecuados.
  3. Que no suponga la exposición a ruidos y colores intensos.
  4. Que carezca de contenido violento.

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Aplicaciones para niños con TEA

Algunas aplicaciones recomendadas son:

  1. Alma y la muñeca del parque: es el primer cuento de la colección de apps para niños Los Poderes de Alma, con cuentos cortos y juegos diseñados para estimular la inteligencia emocional de los preescolares. De 2 a 6 años.
  2. Adiós enfados. Un cuento interactivo con funciones divertidas para los niños. Pero también es una herramienta para que los padres traten las rabietas de los peques.
  3. Avokiddo Emotions. Permite que los niños de cualquier edad exploren sus sentimientos con juegos de estilo libre. No hay reglas ni expectativas preestablecidas aparte de divertirse mientras aprenden habilidades sociales.
  4. Leeloo AAC - Autismo Discurso. Leeloo es una aplicación que ayuda a los niños no verbales a comunicarse con sus padres, maestros y amigos. Se desarrolla con los principios AAC (Comunicación aumentativa y alternativa) y PECS (Sistema de comunicación de intercambio de imágenes).
  5. Yana: Tu acompañante emocional. Es una inteligencia artificial con la que se puede hablar con confianza y sin temor a ser juzgado, en cualquier momento y lugar. Con Yana puedes recibir consejos para abordar cualquier desafío que afrontes, y herramientas psicológicas basadas en la terapia cognitivo-conductual y otras metodologías científicamente validadas.

Juegos para estudiantes con autismo

En cuanto a los juegos, la lista es enorme. La mayoría de los juegos didácticos funcionan. Hay que evitar escenarios de batallas, violencia, música estridente y explosiones. Agregamos algunas estrategias:

  1. Primero, lo físico y real. El tiempo de entretenimiento, distracción y esparcimiento debe ser concreto y social, compartido con otros niños y personas. Quiere decir que la prioridad son los espacios de intercambio personal, físico y real. Preferiblemente con niños de su edad. Son los parques y los paseos los protagonistas de estas situaciones, ¡no el mundo digital!. Luego de satisfacer estas demandas naturales, podemos incorporar los juegos digitales.
  2. Cada juego debe tener un propósito superior. Seleccionemos recursos digitales que aporten al vocabulario, las primeras palabras, los números, etc. El entretenimiento digital debe tener un componente académico.
  3. Cada juego debe ser revisado minuciosamente por los adultos responsables, no se pueden hacer suposiciones. No conviene que incorporen publicidad y que puedan salir del juego a explorar internet sin el debido acompañamiento.
  4. Debemos evitar el riesgo de adicción. Para ello es posible que tengamos que desinstalar aplicaciones para obligar al niño o niña a probar otras. Su interacción con el juego debe estar acompañada y mediada por el adulto, promoviendo diálogos con el niño mientras juega, haciendo preguntas sobre lo que ve y sus respuestas.
  5. Muchos juegos son representaciones digitales de otros reales. Podemos crear una situación similar en la vida real en la cual el niño juegue con material físico. Somos los adultos quienes generamos la retroalimentación, como en el caso de rompecabezas.
  6. Usar aplicaciones que no requieran internet y que permitan desconectar el wifi del dispositivo, evitando así migrar del juego a portales como YouTube, Instagram o TikTok.

Juegos para la edad preescolar

  1. RV AppStudios LLC Su línea de Lucas & Friends es ideal, con millones de descargas y múltiples variantes con propósitos diversos.
  2. AutiSpark es una app educativa para niños con trastorno del espectro autista con juegos educativos especialmente diseñados y aprobados por expertos.
  3. Tiny Puzzle Juegos Educativos es una serie de juegos para niños pequeños de entre 2 y 5 años en edad preescolar. Estos juegos didácticos pueden formar parte de la educación infantil y preescolar de los pequeños y las pequeñas. Ayudarán a desarrollar habilidades de asociación, táctiles y de motricidad fina.
  4. Bimi Boo Puzzles. Este juego educativo cuenta con varios rompecabezas y modos de juego adecuados para niños y niñas de 2 a 6 años. La interfaz permitirá al pequeño usuario a navegar intuitivamente dentro de la aplicación.

En el caso de adolescentes, muy probablemente ya han encontrado en el mundo digital espacios para entretenerse, abstraerse y aprender. La instrucción básica para padres y representantes es conocer en detalle cada aplicación o juego, cuantificar los tiempos de exposición y promover los espacios tradicionales de interacción (paseos, salidas) en la medida que el caso lo permite.


(c) The Conversation / José Javier Salas González (Universidad Católica Andrés Bello) / imagen: 123RF

* El autor es investigador sobre Calidad Educativa en la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela

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