Las últimas reformas educativas han adelgazado hasta casi la extenuación la educación artística en España en los niveles obligatorios, tanto en el ámbito de la educación primaria y secundaria como en lo referente a la formación de docentes.
De modo paradójico, la reforma que supuso Bolonia –cuando esta formación docente pasó de tres a cuatro años de duración– disminuyó, en vez de aumentar, la formación en educación artística, plástica y visual en casi todas las universidades.
España, a la cola en educación artística
Actualmente, España es uno de los países que menos tiempo dedica en Educación Primaria al desarrollo de competencias relacionadas con la educación artística, plástica y visual y donde esta materia carece de especialista.
Por ejemplo, Francia dedica el doble de horas, Alemania dedica tres sesiones semanales, y Finlandia un mínimo 300 sesiones anuales en los niveles 1 y 2, y más de 500 en los niveles del 3 al 5.
Si esta situación no se corrige, las futuras generaciones españolas tendrán un déficit de competencia visual y cultural que las situará en desventaja. No solo en las industrias tecnológicas de imagen y cultura, sino también en todas las profesiones que requieran el conocimiento y dominio del lenguaje gráfico, la cultura audiovisual y el desarrollo del patrimonio.
Esto deja sin recursos a un ámbito esencial en la educación y que sin embargo la LOMLOE reconoce en su competencia cultural y artística.
Alfabetización visual
La ausencia de formación en educación artística y visual da como resultado una infancia y adolescencia con una carencia en la esencial alfabetización visual del siglo XXI. Impide afrontar mensajes visuales presentes en los medios y analizar críticamente la cultura visual, al no proporcionar las herramientas analíticas perceptivas y carecer de recursos críticos.
Abandonamos el desarrollo de las capacidades perceptivo-cognitivas y la mirada analítica, esenciales para el arte tanto como para la ciencia. Estamos dejando de lado el potencial creador de los estudiantes, importante tanto para el desarrollo artístico como para la resolución de conflictos, el afrontamiento de la incertidumbre y el manejo de puntos de vista.
Sensibilidad y conexiones
La ausencia de enseñanza artística también frena el desarrollo de una sensibilidad hacia la cultura y patrimonio tanto próximo como universal, ampliando la brecha cultural en la sociedad.
La educación artística, plástica y visual es la que permite el desarrollo, como el educador Elliot Eisner señalaba hace décadas, de la “transferencia distal”. Es la que permite a los estudiantes ver conexiones en ámbitos que aparentemente se alejan del campo en el que ocurrió el aprendizaje original, y posibilita la aplicación en una área mucho más amplia: saber ver y relacionar lo que vemos no sólo es importante para un buen conocimiento artístico, sino que es esencial para la física, la botánica, la robótica, las matemáticas y un largo etcétera. En el arte se aprende, sin embargo, de modo natural.
La importancia de la creación
Desde la LOGSE, que daba importancia a la presencia de las artes en la formación obligatoria, las sucesivas leyes han disminuido la atención a la creación. Esto se ha debido en parte a que el informe PISA no mide las competencias culturales y creativas.
La reforma de la educación superior, por otro lado, no ha reforzado la formación de maestros en este ámbito ni ha planteado una mención obligatoria. Hay pocas horas de educación artística y visual, y las que hay están en manos de docentes generalistas con poca formación en educación artística. Incluso, en algunos casos, los imparten especialistas en otras materias, como lengua extranjera. En este último caso, el poco tiempo destinado a la educación artística es empleado como un recurso asistencial de la especialidad de los profesores.
60 horas de formación totales
Resulta contradictorio que en la nueva ley se subraye la importancia de la competencia en conciencia de las expresiones culturales y que, sin embargo, no haya especialistas formados para impartirla y tampoco haya en el recorrido universitario una formación consistente para los docentes no especializados.
La formación de maestros de Educación Primaria cuenta actualmente con una sola asignatura de tres horas semanales en un cuatrimestre de los cuatro años que componen su formación. 60 horas de 2400 de formación.
Ello supone un déficit que impide cumplir con las exigencias de la ley. Supone un incumplimiento en la formación de las y los profesionales y un desequilibrio en el desarrollo de las competencias.
Derecho a la cultura y Objetivos de Desarrollo Sostenible
El derecho a la cultura se encuentra entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estamos a tiempo de formar a las nuevas generaciones en la mirada crítica, en la creatividad compartida y ética, en la resolución de conflictos, en la creación de nuevas miradas que fomenten el pensamiento complejo y la imaginación.
Para ello necesitamos profesionales formados. Necesitamos especialistas en educación artística, plástica y visual y necesitamos un pacto del Ministerio de Cultura con el Ministerio de Educación que, por fin, establezca –como en Francia, a través del Alto Consejo en Educación Artística– un compromiso de Estado por la educación visual, artística y cultural de las nuevas generaciones.
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