El Castillo de Neuschwanstein, ubicado en Baviera, al sur de Alemania, es considerado una de las construcciones más emblemáticas de Europa. Su origen se remonta a 1869, cuando el rey Luis II de Baviera, conocido como “el rey loco”, decidió erigir un palacio de ensueño inspirado en la arquitectura medieval, pero con toques románticos propios del siglo XIX.
El castillo nunca llegó a completarse del todo, ya que el monarca falleció en 1886 antes de ver finalizada su obra. A pesar de ello, la construcción se convirtió en un símbolo cultural, visitado por más de 1.4 millones de turistas al año, lo que lo transforma en uno de los destinos más concurridos de Alemania.
Características del Castillo de Neuschwanstein

El diseño del castillo refleja la pasión de Luis II por la música de Richard Wagner y por las leyendas medievales. Su interior está decorado con murales que representan historias de caballeros, héroes y escenas de óperas.
Algunas de sus características más llamativas son:
- Ubicación: se encuentra en los Alpes bávaros, sobre una colina cercana al pueblo de Hohenschwangau.
- Dimensiones: cuenta con más de 200 habitaciones, aunque solo unas 15 están terminadas y abiertas al público.
- Diseño: mezcla estilos neorrománico, neogótico y bizantino.
- Curiosidad: se considera que inspiró a Walt Disney en la creación del castillo de la Bella Durmiente.
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¿Cómo visitar el Castillo de Neuschwanstein?

Hoy en día, el Castillo de Neuschwanstein es administrado por el Estado Libre de Baviera y está abierto al público casi todo el año. Los recorridos incluyen visitas guiadas que permiten descubrir los salones más espectaculares, como la sala del trono o el salón de los cantores.
El acceso se realiza a pie o mediante buses turísticos que parten desde el pueblo cercano. Por su popularidad, se recomienda adquirir las entradas con antelación, ya que en temporada alta puede recibir hasta 6.000 visitantes diarios.
Además, la vista panorámica desde el puente de Marienbrücke, que se eleva sobre un barranco, es uno de los puntos más fotografiados por los turistas, ofreciendo una imagen de postal del castillo enmarcado por las montañas.
El legado de una mansión de ensueño

El Castillo de Neuschwanstein no solo es un ícono arquitectónico de Alemania, sino también un recordatorio de la obsesión romántica de un rey que quiso crear un mundo de fantasía. Hoy, más de un siglo después, esa fantasía sigue viva en cada visitante que cruza sus puertas.
