Así como existen la merienda argentina o té inglés, también está el kaffeeklatsch, una tradición alemana que combina tres cosas esenciales: una buena conversación, una porción de torta y una taza de café.
Aunque suene simple, tiene una larga historia que comenzó en el siglo XVII y que aún hoy sigue muy presente en hogares de todo el país europeo. La palabra "kaffeeklatsch" viene de la unión de kaffee (café) y klatsch (charla informal o chisme). Es decir, literalmente significa “charla de café”.
¿Cómo nació esta tradición alemana?

El origen del kaffeeklatsch se remonta a un contexto muy particular. En el siglo XVII, cuando el café comenzó a llegar a Europa, era un producto caro y novedoso. Las mujeres alemanas empezaron a reunirse para compartirlo, ya que era más accesible si se servía entre varias. Con el tiempo, estas reuniones se volvieron frecuentes y se sumaron pasteles o tortas típicas.
Ya en el siglo XIX, el kaffeeklatsch era parte de la rutina de las clases medias y altas. Además, muchas publicaciones satíricas usaban la palabra para referirse a grupos de mujeres que, según los estereotipos de la época, solo se reunían a “chismear”. Pero la realidad era otra: se trataba de un espacio de comunidad y conversación en una época en la que las mujeres tenían poco lugar en la sociedad.
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¿Hay rituales a seguir en el kaffeeklatsch?
Hoy, el kaffeeklatsch sigue siendo una de esas costumbres que se transmiten de generación en generación. Aunque no hay reglas fijas, suele realizarse los domingos por la tarde, cuando las familias se reúnen después del almuerzo o cuando los amigos pasan a visitar.

Entre las características más destacadas de esta tradición alemana están:
- El horario: usualmente entre las 15 y las 17 horas, conocido en Alemania como la Kaffeezeit (hora del café).
- Las tortas típicas: como la Käsesahnetorte (torta de queso), la Schwarzwälder Kirschtorte (selva negra) o el clásico Apfelstrudel (strudel de manzana).
- El ambiente: relajado, hogareño, con vajilla especial y decoración que acompaña el momento.
Según el canal de cultura alemana DW Euromaxx, el kaffeeklatsch se mantiene como una de las formas más tradicionales de socializar sin pantallas de por medio. Incluso en ciudades grandes como Berlín o Hamburgo, hay cafés que arman mesas comunitarias para revivir este estilo de encuentro.
¿Hasta qué países llegó la tradición alemana?
Aunque nació en Alemania, el kaffeeklatsch se expandió a otras partes del mundo gracias a la migración. Comunidades alemanas en Latinoamérica, Estados Unidos o Australia lo mantienen como parte de sus hábitos culturales.
Y con la vuelta al interés por lo casero y lo artesanal, esta tradición alemana vuelve a cobrar fuerza, incluso entre los más jóvenes. No sólo por compartir un momento, sino por tomarse una pausa de las pantallas.

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