Se edificó por iniciativa de la Asociación Civil Cultural Yerrahi, tiene capacidad para 200 personas y es considerado un templo religioso.
Al caminar por la calle Teodoro García, ubicada en el barrio porteño de Colegiales, es posible admirar la construcción de un extraño edificio antiguo que es conocido con el nombre de “Tekkia Sufí”.
Esta propiedad es un templo religioso, que se diseñó por iniciativa de la Asociación Civil Cultural Yerrahi que busca difundir el Islam y brindarle un punto de reunión a los fieles.
Es por eso que, con el correr de los años, miembros de la asociación indican que la Tekkia Sufí de Colegiales se convirtió un sitio ideal para “desconectarse del mundo” y poner toda la atención en Dios.
La Tekkia Sufí es un edificio muy curioso, que está ubicado sobre la calle Teodoro García 2851, a pocos metros de la estación de tren de Colegiales, emplazada sobre la calle Crámer.
El lugar sorprende con su inédita fachada y su torre que, según los expertos, se construyó de forma “inexplicable”. Pero, aquellas personas que tengan interés en disfrutar de su arquitectura interna, también lo pueden hacer.
Sucede que el templo permanece abierto para quienes deseen asistir a las reuniones religiosas que allí se organizan. De todas formas, las instalaciones también se pueden conocer durante algunos de los paseos guiados que allí se organizan.
La sede de la Tekkia Sufí ubicada en el barrio de Colegiales es un espacio de reunión para los sufís de todo el mundo, descritos como un “grupo de derviches” místicos en el Islam, que se entregan a la voluntad divina.
Es por eso que, detrás de sus paredes, ofrece distintos puntos de reunión, con una capacidad máxima para 200 personas, así como también instalaciones muy variadas. Un claro ejemplo es su:
Finalmente, quienes tengan la posibilidad de conocer cada detalle de la construcción y pasear por sus pasillos internos, también tendrán la oportunidad de apreciar:
Al observar el frente Tekkia Sufí, la mayoría de las personas destacan sus tres plantas, que ocupan una superficie de 700 metros cuadrados, así como su torre central.
Sin embargo, al mirar cada detalle de la arquitectura, es posible apreciar su llamativa fachada de terracota esmaltada, única en su tipo, que se diseñó con una técnica proveniente de Marruecos.
Es decir, para su construcción, un total de 46 artesanos fabricaron, cortaron y ensamblaron 36.670 piezas, al mismo tiempo que colocaron un portal de 300 kilogramos (traído de Turquía), hecho con madera de nogal, ébano, arce, peral y roble.
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