Un 22 de septiembre de 1868 en Buenos Aires nacía Luis Agote. Fue un médico e investigador argentino que realizó la primera transfusión de sangre indirecta a través de una técnica que evitaba su coagulación.
En 1893 se recibió de médico y un año después asumió como secretario del Departamento Nacional de Higiene. En 1899 fue designado Médico de Sala del Hospital Rawson de la ciudad de Buenos Aires, donde más tarde fue Jefe de Sala. Luego, en 1915 fue designado Profesor Titular de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires, cátedra que tuvo a su cargo hasta 1929.
Será en el Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, que fundó en 1914, donde Agote desarrollará su principal descubrimiento. Acá, además de llevar a cabo un extenso programa de investigación, enseñanza profesional y asistencia a enfermos, puso en práctica el método de conservación de sangre para transfusiones por adición de citrato de sodio.
Hacia el siglo XIX se habían llevado a cabo las primeras transfusiones directas de sangre entre personas, generalmente con consecuencias fatales para los que intervenían en ellas debido al desconocimiento que imperaba en ese entonces, fundamentalmente sobre las incompatibilidades de las sangres. Ya para comienzos del siglo XX se identificaron los grupos sanguíneos y las sustancias responsables de la coagulación. Y las transfusiones directas siguieron practicándose ya que era imposible conservar la sangre sin que ésta sufra alteraciones. Pero los peligros continuaban a la orden del día. La intervención era muy compleja, se conectaba directamente la arteria del donante con la vena del paciente y habitualmente sufrían trombosis, infecciones y contagio de enfermedades. En este escenario es donde se inscribe el trabajo de investigación de Agote.
Preocupado por las hemorragias que sufrían los pacientes con hemofilia, Agote empezó a investigar la conservación prolongada de la sangre. Luego de varios intentos fallidos, descubrió que el citrato de sodio, sal derivada del ácido cítrico, evitaba la formación de coágulos en sangre, sustancia que además era tolerada y eliminada sin problemas por el organismo.
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El 9 de noviembre de 1914 se llevó a cabo la primera prueba de transfusión de sangre en un aula del Instituto Modelo de Clínica Médica, en la que un enfermo, que había sufrido grandes pérdidas de sangre, recibió la transfusión de 300 cm³ de sangre previamente donados por un empleado de la institución y conservados por la adición de citrato de sodio. Tres días después el enfermo, totalmente restablecido, fue dado de alta. El acontecimiento contó con la participación de numerosos académicos, profesores y médicos y con el Rector de la Universidad de Buenos Aires, el decano de la Facultad de Medicina, el Director General de la Asistencia Pública como testigos principales.
El descubrimiento de Agote marcó un punto de inflexión en la medicina y contribuyó a salvar muchas vidas. Fue un avance científico revolucionario que además permitió la creación de los bancos de sangre.
Agote quiso poner rápidamente a disposición sus hallazgos en el marco de la Primera Guerra Mundial, donde las transfusiones de sangre resultaban indispensables para la recuperación de muchos heridos. Sin embargo, en ese marco otros dos investigadores se adjudicaron el descubrimiento: el belga Albert Hustin (Academia de Ciencias Biológicas y Naturales de Bruselas, Bélgica) y el estadounidense Richard Lewisohn (Mount Sinai Hospital, EEUU). Luego de un extenso intercambio epistolar entre los tres científicos, se concluyó que cada uno había estado trabajando por separado en el mismo tema, desconociendo las investigaciones de los otros. Por su parte, Agote nunca registró su descubrimiento.
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Si bien su principal campo de acción fue la medicina, Agote también se desempeñó en la vida política. Fue dos veces diputado nacional entre los años 1910 y 1916, posición donde fue autor de leyes como la creación de la Universidad Nacional del Litoral, la anexión del Colegio Nacional de Buenos Aires a la Universidad de Buenos Aires y la creación del Patronato Nacional de Menores Abandonados y Delincuentes. Además, escribió una variedad de libros sobre medicina, historia y literatura.
A lo largo de su vida recibió múltiples distinciones, entre otras:
- Profesor Honorario del Colegio Nacional y de la Universidad de Buenos Aires
- Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina
- Presidente Honorario de la Academia Nacional de Bellas Artes, de la Asociación Tutelar de Menores y del 8º Congreso Nacional de Medicina.
Agote murió el 12 de noviembre de 1954 y sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.