Te contamos la historia de uno de los puntos emblemáticos del hermoso barrio porteño de Villa del Parque.
La Ciudad de Buenos Aires está llena de historias de amor y tragedia de fines del siglo XIX y principios del XX. Algunas son más conocidas, como la leyenda de Felicitas Guerrero, y otras no tanto, como la del misterioso Castillo de Villa del Parque.
En el barrio y zonas aledañas, el Palacio de los Bichos, el nombre oficial con el que fue bautizada la construcción, es conocido, temido y respetado. Sus paredes esconden una historia por demás terrible y fantasmal.
Rafael Giordano, un italiano adinerado, se había mudado de su pueblo natal Salerno a las zonas (en ese momento rurales) que bordeaban los barrios de Buenos Aires, desde Belgrano hasta Monserrat. Jamás imaginó que, años después de haber cruzado el Océano Atlántico, la noche más feliz de su vida iba a convertirse en la más triste.
Rafael Giordano y Vittoria D'Olvilli se habían casado y tenían una hija, Lucía. Ella estudiaba en un conservatorio de música y allí mismo conoció a Ángel Lemos, violinista y farmacéutico. Ambos se enamoraron inmediatamente y a los años decidieron casarse.
Giordano, ante tremenda felicidad, le encargó al arquitecto Muñoz González la construcción de una mansión para que su hija y yerno vivieran cerca de donde estaba la casa familiar. La construcción del Palacio de los Bichos se inició en 1910, en un terreno pegado a las vías del tren, y finalizó al año siguiente, con:
La boda y el festejo se realizaron, finalmente, en el Castillo de Villa del Parque, que había terminado de construirse semanas antes de la celebración. Sin embargo, la noche de felicidad se convirtió en una noche trágica.
Luego de la unión en matrimonio y del festejo posterior, en el que se comenta que asistieron incluso figuras políticas de la época como el legislador socialista Alfredo Palacios, los invitados y familiares de los novios los despidieron, asomados en los balcones.
Cuenta la historia que era el tercer día de lluvia en la zona, y todos los caminos estaban embarrados. En la madrugada del 2 de abril de 1911, Lucía y Ángel subieron al carruaje rumbo al centro de la ciudad, y para ello tenían que cruzar las vías del tren. Quizás por el mal clima que generaba niebla, por el estupor de la fiesta, por haber bebido o por la invasión de sentimientos de felicidad, ni ellos ni el cochero vieron al tren del Sur al Pacífico.
Este embistió de lleno el coche donde estaba la recién casada pareja, y se llevó sus vidas al instante. El cochero y los caballos salieron ilesos, según cuenta la historia. Así, tanto Giordano (padre) y D'Olvilli (madre), como todos los invitados, vieron cómo su hija y yerno perdieron la vida en el trágico accidente.
Una versión alternativa cuenta que el carruaje los esperaba del otro lado de las vías, porque debido a las zonas embarradas no podía cruzar. Pero el desenlace es el mismo: Lucía y Ángel cruzaron y, sin ver al tren, este se los llevó puestos.
Un mes después de la tragedia, Giordano mandó a tapiar el castillo y lo cerró para siempre. Luego, su esposa y él se volvieron a Italia para hacer el duelo, y nunca más regresaron a Argentina.
El castillo permanece en la misma ubicación, en la calle Campana al 3200. En la década de 1990, fue remodelado y puesto en venta como un edificio de departamentos. Actualmente, viven distintas familias y cuenta con un salón de spa.
Según distintos testimonios que llegan al día de hoy, se abren puertas y ventanas solas, se escuchan llantos o quejidos e incluso se ven figuras humanas deambulando por los pasillos de noche.
Algunos creen que es la sufrida pareja dando vueltas por lo que iba a ser su antiguo hogar, su palacio de la felicidad. Otros, que son las padres y madres de la feliz pareja, de luto por su pérdida, y otros que son los invitados aún disfrutando de la fiesta antes del trágico accidente.
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