Hoy en día, muchos consideran salir a trotar una actividad placentera, incluso van al gimnasio y utilizan la cinta de correr, pero su origen no está ligado al disfrute, sino a la tortura.
El ingeniero William Cubitt fue quien la diseñó, en 1817. La idea se le ocurrió al ingresar a una prisión y ver a los convictos sentados sin hacer nada. Pensaba que su invento serviría para reformar a los delincuentes ya que aprenderían sobre el trabajo duro.
¿Cómo se le ocurrió la idea?
La familia Cubitt se dedicaba a la construcción de molinos, por lo que tenía conocimiento de cómo funcionaban este tipo de máquinas. La cinta de correr contaba con la resistencia proporcionada por un sistema de pesas.
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En el siglo XIX, estos aparatos se veían como ruedas grandes y anchas. Estaban equipadas con:
- Escalones.
- Barras de mano para soporte.
- Particiones para que los prisioneros estuvieran aislados y solo pudieran ver la pared.
- La mayoría eran lo suficientemente grandes como para ser usadas por varios hombres al mismo tiempo.
Con el tiempo, comenzaron a utilizar el trabajo de los presos en las cintas para alimentar bombas de agua y moler maíz, para contribuir de alguna forma con la sociedad.
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Se consideraban una solución positiva a la ociosidad de la prisión: Los prisioneros condenados a trabajos forzosos tenían que subir escalones repetidamente, haciendo girar toda la rueda. La utilizaban durante al menos 6 horas por día, que resultaba al equivalente a escalar entre 3000 y 4000 metros. Cada uno tenía 12 minutos de descanso por cada 60 minutos de trabajo.
Realizando este nivel de actividad, los reclusos quemaban más de 2000 calorías durante el día de trabajo, energía que no lograban reponer con las raciones de comida que les daban en la cárcel. Como consecuencia, su salud se deterioró y aumentó la cantidad de enfermos.
Las cintas de correr penales fueron abolidas en Reino Unido en 1902 por un cambio de paradigma: las prisiones pasaron a concebirse como un lugar de reeducación para que los delincuentes pudieran reinsertarse en la sociedad.
La cinta de correr, hoy
Los avances tecnológicos ocurridos luego de la Segunda Guerra Mundial lograron que la mayoría de los trabajos implicaran menos esfuerzo físico. Por eso, las personas para mantenerse en forma y saludables, comenzaron a entrenar en su tiempo libre. Así nació la cultura fitness.
En medio de este proceso de cambio, el invento de William Cubitt se retomó para crear las cintas de correr modernas que pasaron a funcionar como máquinas de entrenamiento físico. Con el correr de los años, estas máquinas se modernizaron y se produjeron avances en amortiguación, inclinación, control de velocidad, programación, conexión a internet y pantallas táctiles y las personas pagan para tener una en sus casas o para usarlas en el gimnasio.
