A lo largo de la historia, diversas piezas de lujo, que pertenecieron a colecciones emblemáticas, desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos y hasta el día de hoy se desconoce su paradero. Este es el caso, por ejemplo, de El Florentino.
Este diamante, que es recordado con numerosos nombres, se talló, por primera vez, a mediados del siglo XV. Luego, en el transcurso de las décadas, fue adquirido por numerosas celebridades. Sin embargo, su historia oficial y documentada recién inicia en el siglo XVII.
Finalmente, en condiciones desconocidas, El Florentino desapareció tras finalizar la Primera Guerra Mundial y nunca más se lo encontró. Hoy solo es posible conocer su aspecto a través de réplicas.
¿Dónde se creó El Florentino?
Una de las hipótesis centrales sobre el origen de El Florentino, señala que esta pieza fue tallada en India, por Lodewyk van Berken, para Carlos el Temerario, Duque de Borgoña, hace más de 550 años.
El Duque perdió la vida en una batalla, el 22 de junio de 1476. Y, según narra la historia, un campesino encontró su cuerpo, con el diamante. Acto seguido, lo vendió por muy poca plata, ya que suponía que era un simple cristal.
El nuevo propietario de este artículo de lujo sería Bartolomé May, que inmediatamente lo comercializó. Así llegó a las manos de Ludovico Sforza, pasó por el papa Julio II y, finalmente, se sumó al tesoro de la familia Médici en Florencia, Italia.
Al mismo tiempo, también resiste otra hipótesis que sostiene que el gobernador portugués de Goa lo adquirió durante el siglo XVI y, tras una seguidilla de ventas, llegó a la familia ya mencionada.
Pero, a fin de cuentas, los únicos detalles certeros sobre la historia de El Florentino son los documentados, a partir del siglo XVIII, que narran lo siguiente:
- El joyero francés Jean Baptiste Tavernier encontró en 1657, entre los tesoros de Fernando II de Médici, el famoso diamante.
- Tras el matrimonio de Francisco I de Lorena y la emperatriz María Teresa, El Florentino llegó a la familia Habsburgo.
- El diamante se trasladó a la Cámara del Tesoro del Palacio de Hofburg en Viena y se transformó en una de las joyas de la Corona Austríaca.
¿Cuántos nombres tiene El Florentino?
Antes de conocer el desenlace de la historia de este diamante de 137,23 quilates, que resalta por su talla irregular y compleja, de tipo rosa, con nueve caras y 126 facetas; también es relevante analizar todos los nombres que tuvo con el correr del tiempo.
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Es decir, además de El Florentino, esta gema amarilla también se conocía como el:
- Toscano.
- Diamante Toscano.
- Gran Duque de Toscana.
- Diamante Austríaco.
- Diamante Amarillo Austríaco.
¿Qué ocurrió con este diamante en 1921?
Después de pasar por diversas manos y tras el fin de la Primera Guerra Mundial, la familia imperial que tenía entre sus posesiones a El Florentino, se exilió a Suiza y se llevó el diamante.
Finalmente, en 1921, una persona cercana a las máximas autoridades del desaparecido Imperio austrohúngaro, robó un grupo de gemas que eran de su propiedad y entre ellas estaba el famoso diamante, protagonista de esta nota.
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A partir de ese momento, todo es misterio. Hay quienes indican que la gema se trasladó a Sudamérica y, por otro lado, existen teorías que aún se conserva en Estados Unidos.
Como su ubicación es completamente desconocida, se decidió crear una réplica exacta. El trabajo lo realizó el joyero florentino Paolo Penko y se encuentra en el Palazzo Medici-Riccardi de Florencia, Italia.