Quizá le ha llamado la atención encontrarse los llamados “kiwis enanos” en algunas tiendas de alimentación. ¿Merecen que los incluyamos en la cesta de la compra? Al margen de su llamativo tamaño y aspecto, ¿destacan también por sus propiedades nutricionales?
En las sociedades occidentales actuales, cuando hablamos de alimentación encontramos múltiples tendencias que, con mayor o menor acierto, prometen beneficios para la salud y el medioambiente. En este aspecto, una cuestión bastante clara es que la diversidad de alimentos (incluyendo productos tradicionales y novedosos) es una buena estrategia para disfrutar alimentándonos de forma saludable: en la variedad está el gusto… y, en este caso, la salud. Primer punto para los kiwis enanos.
Dieta rica en antioxidantes: los kiwis enanos son la solución
“Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia”. Así reza uno de los puntos del Decálogo de la Dieta Mediterránea . Este modelo dietético ha sido considerado desde 2013 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Además ha demostrado claros beneficios para la salud. En la dieta mediterránea, las frutas y hortalizas tienen un papel más que relevante.
Estos vegetales aportan poca energía y gran cantidad de agua, siendo además fuentes de fibra, vitaminas y minerales. Pero no todo queda ahí: además proporcionan cantidades importantes de compuestos bioactivos, entre los cuales destacan los antioxidantes. Y en eso también despuntan, como veremos, los protagonistas de este artículo.
Los antioxidantes de los alimentos contribuyen a mantener el equilibrio oxidativo en el organismo en niveles normales. Por ello, la Organización Mundial de la Salud, así como otras instituciones, recomiendan el consumo diario de, al menos, 5 raciones (o 400 gramos) entre frutas y hortalizas, lo cual se asocia a un menor riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, sobrepeso, hipertensión, síndrome metabólico y dislipemias, entre otras.
Sí a las frutas y hortalizas, pero variadas
Con el fin de aprovechar mejor los beneficios para la salud de los alimentos conviene diversificar la dieta y priorizar los productos de cercanía y de temporada. Eso no significa cerrar las puertas a alternativas procedentes de otros lugares. Los hábitos alimentarios son dinámicos y el intercambio ha contribuido al enriquecimiento cultural y a la diversificación de la oferta. Así ha ocurrido con muchos productos, como las patatas o tomates, procedentes de América, o los kiwis, que han llegado de China.
Los kiwis más comúnmente consumidos en España son de la especie Actinidia deliciosa. Nos resultan familiares sus característicos frutos de pulpa verde y cáscara marrón y peluda, aunque también nos hemos acostumbrado a los kiwis de pulpa amarilla.
Y en los últimos años nos hemos sorprendido al encontrar otra variedad poco conocida hasta la fecha: el “kiwi enano”, también llamado “kiwi baby”, “minikiwi” o “kiwiño”. Este último nombre fue acuñado en la Estación Fitopatológica de Areeiro, en Pontevedra, centro pionero en España en la investigación sobre el cultivo de esta variedad.
En un estudio reciente, realizado por investigadoras de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid), el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-UAM-CSIC) y la Universidad Federal de Pelotas (Brasil), hemos analizado las propiedades de los kiwiños, comparándolos con los kiwis convencionales.
Kiwis enanos: todo son ventajas
Los frutos de kiwi enano pertenecen mayoritariamente a la especie Actinidia arguta. Se distinguen por su pequeño tamaño: 2-4 centímetros de largo por 2-2,5 de ancho y 6-14 gramos por fruto. Pero lo más llamativo es su piel lisa, fina, suave y comestible, habitualmente de color verde. La pulpa, de color verde brillante, tiene un sabor similar al kiwi verde, y a veces algo más dulce.
Una de sus ventajas es su resistencia al frío, dado que tiene su origen en zonas del Ártico y Asia oriental. Los frutos se recolectan entre agosto y octubre y su cultivo se ha extendido en Europa por diferentes regiones de Francia, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Polonia, Alemania y España, donde se ha llegado a adaptar a zonas como Murcia y el noroeste peninsular.
Otra de sus grandes virtudes es no tener la piel pilosa y el hecho de que, por su pequeño tamaño, puedan ser ingeridos de un solo bocado y sin pelar. Esto los convierte en frutos muy atractivos, especialmente para los niños, ya que permite su transporte y consumo fácilmente fuera de casa.
Además, el hecho de no generar desperdicios es un aspecto importante desde el punto de vista medioambiental. Recordemos que la cáscara de las frutas, junto con otros desechos alimentarios, contribuyen a la generación de gases de efecto invernadero, según la FAO.
El kiwi más saludable
La evidencia científica indica que los frutos de kiwi son una de las fuentes más ricas de vitamina C en nuestra dieta, y los de la especie A. arguta presentan niveles comparables a las demás variedades de kiwis. En el estudio antes citado, publicado en la revista Molecules, analizamos los compuestos fenólicos y la capacidad antioxidante de distintos frutos de kiwi comercializados en los mercados españoles.
Examinamos los kiwis tradicionales, los de pulpa amarilla y los kiwiños mediante la metodología QUENCHER, que permite hacer una medida más completa de las propiedades antioxidantes evitando procesos de extracción largos, costosos y contaminantes. Los frutos de minikiwi mostraron un mayor contenido de compuestos fenólicos y una capacidad antioxidante global mayor a la de las demás variedades analizadas. Los experimentos in vitro realizados empleando células intestinales sanas apoyaron el potencial antioxidante de este alimento.
Por todo ello, los frutos de kiwi enano son una alternativa que encaja perfectamente dentro de una dieta saludable y sostenible, como es la dieta mediterránea, permitiendo su transporte y consumo como snack (preferible a otros productos menos sanos), y sin desperdicio.
Este fácil manejo lo hace especialmente interesante para los niños, adolescentes, jóvenes y adultos mayores. El objetivo es incentivar y diversificar el consumo de frutas con el fin de conseguir un mejor estado de salud.
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(c) The Conversation / María de Cortes Sánchez Mata (Universidad Complutense de Madrid), Helayne Aparecida Maieves (Universidad Federal de Pelotas) y María Dolores del Castillo Bilbao (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) / imagen: Wikimedia Commons