En la costa de algunas naciones de Asia y Oceanía, a una profundidad máxima de 10 metros, habita una diminuta especie de babosas que es conocida con el nombre de “oveja de las hojas”.
Este animal, que oficialmente se llama “Costasiella kuroshimae”, se mantuvo oculto de los seres humanos hasta 1993 y aún se desconocen muchas características de su cuerpo.
Sin embargo, durante los últimos 30 años se revelaron detalles curiosos de sus habilidades, que lo convirtieron en una especie única.
¿Por qué este animal se llama oveja de las hojas?
Otros de los motivos por los cuales esta babosa sorprende, es el apodo de “oveja de las hojas”, que adquirió debido a su aspecto, protagonizado por los cerates colocados en su lomo.
Rápidamente, al contemplar las fotos de este diminuto ser vivo, también resalta sus dos rinóforos, que están acompañados por dos ojos oscuros. Incluso, algunas personas confirman que sienten ternura al observar esta combinación de la babosa.
No hay dudas, entonces, que la “oveja de las hojas” tiene una historia curiosa por detrás. Pero, como si no bastara con lo mencionado, el término científico que la define también es muy llamativo, ya que conserva un vínculo directo con el sitio donde se observó al animal por primera vez.
En otras palabras, la babosa se llama “Costasiella kuroshimae” porque se descubrió en 1993, frente a la costa de la isla japonesa Kuroshima.
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¿Dónde habita la oveja de las hojas?
Aunque los primeros estudios realizados, lograron confirmar que la oveja de las hojas habita en aguas tranquilas y tropicales de Japón, las siguientes investigaciones permitieron acceder a una información más detallada.
Sucede que este animal, que mide entre 5 milímetros y un centímetro, también vive en paisajes similares de
- Filipinas.
- Indonesia.
- Papúa Nueva Guinea.
- Malasia.
- Brunéi.
¿Cómo es posible que esta babosa realice la fotosíntesis?
Muchas personas creen que la fotosíntesis es un proceso natural que solo pueden realizar las plantas. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que algunos animales también lo consiguen y un claro ejemplo es la oveja de las hojas.
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Esto es posible a través de un proceso fisiológico (cleptoplastia), mediante el cual este tipo de babosas retienen cloroplastos de las algas que consumen y, finalmente, hacen la fotosíntesis.