Una figura que no puede faltar en las regiones que reciben nevadas durante el invierno es el muñeco de nieve. Si bien es una tradición primordialmente anglosajona, esta simpática escultura se puede ver también en América Latina, sobre todo en las regiones del cono sur.
En la historia reciente, nuestros principales referentes son Frosty -de "Frosty, el muñeco de nieve"- y Olaf, de "Frozen". Pero su historia data de hace mucho tiempo atrás.
La pregunta por el origen del muñeco de nieve no tiene una única respuesta. Billiken te explica las tres principales teorías que hay sobre su nacimiento.
1. El muñeco de nieve y ¿los duendes?
Hay registros del año 1380 que ya nos hablaban del muñeco de nieve. No solo con texto, sino también con dibujos.
Esta primera referencia oficial a la escultura helada explicaba que los muñecos de nieve se usaban para "alejar a los duendes". Algo así como un espantapájaros, pero para evitar que esta criatura mitológica, presente en el folclore de muchas culturas, traigan problemas.
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2. El vínculo entre la Navidad y el muñeco de nieve
Un manuscrito francés del siglo XIV relata la práctica de construcción de figuras de nieve como parte de las celebraciones de fin de año, tanto Navidad como Año Nuevo.
Con el pasar del tiempo, esta manualidad se acopló a la estética navideña del hemisferio norte junto a los demás elementos típicos, como:
- El pesebre.
- El arbolito.
- La imagen de Papá Noel.
3. Otro origen posible: rituales paganos
Esta tercera teoría sostiene que el muñeco de nieve tiene raíces mucho más antiguas: su existencia se remonta al siglo IV.
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Según la hipótesis, la figura helada se origina en aquellos rituales paganos asociados con el culto a la naturaleza y la celebración del solsticio de invierno. Los muñecos de nieve, así, eran construidos para simbolizar el cambio de estaciones y la renovación de la vida.