El “punto ciego” es la zona de la retina ocular de donde surge el nervio óptico. Esta región de la parte posterior del ojo carece de células sensibles a la luz, por lo que pierde toda la sensibilidad óptica. Normalmente el “punto ciego” de un ojo es complementado por la información visual que proporciona el movimiento ocular del otro ojo.
¿Para qué sirve el “punto ciego”?
El “punto ciego” es un fenómeno del sistema visual humano. El cerebro, ante la falta de información a la hora de procesar la imagen que le llega, rellena la zona del “punto ciego” con información que le llega del entorno visual que la rodea. En otras palabras, el cerebro “engaña” a las personas y por eso no perciben cuál es el “punto ciego” al observar un objeto con ambos ojos. El “punto ciego” de un ojo se completa con la información visual del otro ojo gracias a la visión binocular.
¿Existe el “punto ciego” en los animales?
El “punto ciego” existe en los seres humanos y otros animales, pero no en todos. La evolución del ojo comenzó hace 540 millones de años. La aparición del primer ojo con una formación genuina de la imagen provocó una fuerte competencia, que favoreció la evolución simultánea de diversos tipos de ojos. Los ojos de los calamares y las sepias, por ejemplo, se parecen a los de los humanos, pero se diferencian en que carecen de “punto ciego”.
El “punto ciego” en los vehículos
Cuando se está manejando algún vehículo el “punto ciego” es el lugar que no se puede ver por ningún espejo retrovisor, ya sean los espejos laterales externos o el espejo retrovisor interno. Este “punto ciego” constituye un problema a la hora de manejar. Genera muchos accidentes, ya que implica no ver a los vehículos que están a los costados o atrás. El “punto ciego” de un vehículo no es un peligro como tal, pero sí lo es cuando se intenta cambiar la dirección rápidamente y se asume que no hay nadie detrás o a los costados.
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