Salvador Dalí nació en Figueres, Gerona, el 11 de mayo de 1904. Fue un pintor, escultor y escritor español. A lo largo de su vida fue el creador de un estilo muy personal y extravagante, que al día de hoy se ha convertido en ícono de la pintura contemporánea.
Ya desde muy joven se notaba su excentricidad e impactante manera de ver la realidad. Sus obras lo llevaron a su tan ansiada fama, planteando escenarios que escapan a la lógica y la razón humana, revolucionó las concepciones del arte pictórico y se consagró en la historia por haber convertido toda su vida en una obra surrealista.
El surrealismo de Salvador Dalí
El surrealismo, corriente artística donde se lo ubica a Dalí, se caracteriza por sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente. Todo parece estar dentro de un sueño.
La corriente surrealista aparece en un momento en que el ser humano comenzó a percibir de otra manera a su mente y a sí mismo, pues no es coincidencia que surja en el mismo siglo que el psicoanálisis. Directa o indirectamente recibió los estímulos de las ideas freudianas y las necesidades del inconsciente. Fue influenciada por el dadaísmo y es la expresión de una época, surgida tras la Primera Guerra Mundial, que se extendió a la literatura, cine y música. Rechazando la lógica y la razón, hacía hincapié en lo ilógico e irracional, describiendo los extraños saltos que da la imaginación.
Este arte experimental pretendía demostrar que por detrás del orden superficial del mundo había un caos inexplicable, detrás de la coherencia estaba lo absurdo, los extraños vuelos de la fantasía de la mente humana. La intención de esta corriente artística era sobresaltar las sensibilidades y estimular la búsqueda de unas posibilidades de significado desconocidas.
Entre sus obras de arte más conocidas se destacan “Carne de gallina inaugural”, “Los primeros días de la Primavera” y “La persistencia de la memoria”.