San Martín regresa a Buenos Aires luego de la campaña a Chile y Perú
Luego de declarar la independencia en Perú, San Martín dejó ese país a fines de septiembre de 1822, pasó primero por Chile y luego por Mendoza.
Posteriormente, pidió autorización para regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba muy enferma. Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno del gobernador Martín Rodríguez, se lo negó argumentando que no sería seguro para San Martín volver a la ciudad. Su apoyo a los caudillos del Interior y la desobediencia a una orden que había recibido del Gobierno de reprimir a los federales, le valió que los unitarios quisieran someterlo a juicio.
La muerte de Remedios de Escalada
En Mayo de 1823 el Libertador no pudo ir al encuentro de su moribunda esposa, Remedios de Escalada, debiendo suspender el viaje al enterarse que sería detenido durante el trayecto. Remedios falleció el 3 de agosto de 1823 a los 25 años víctima de una tuberlulosis.
El 20 de noviembre de 1823, casi cuatro meses después del fallecimiento de Remedios, San Martín partió de Mendoza rumbo a Buenos Aires, haciendo el trayecto en catorce días de marcha. Inmediatamente, se dispuso a honrar la memoria de difunta esposa, para ello erigió una lápida sobre la cual hizo grabar lo siguiente: “Aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín”.
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Al llegar a Buenos Aires se lo acusó de haberse convertido en un conspirador. Desalentado por las luchas internas entre unitarios y federales, decidió marcharse del país con su hija, quien había estado al cuidado de su abuela.
La partida de San Martín a Europa
El 10 de febrero de 1824 partió hacia el puerto de El Havre (Francia). Llegaron y desde allí se trasladaron a Londres, donde vivieron en la casa de un sobrino de un ex edecán suyo, James Paroissien. Posteriormente se establecieron en Bruselas (Bélgica) hasta 1831.
La guerra civil que estalló en ese país lo decidió a irse a Francia, donde vivió primero en Grand Bourg y luego en Boulogne-sur-Mer. Antes de hacerlo, su hija se casó en París en 1832 con Mariano González Balcarce. Toda esa etapa San Martín vivió junto a su hija, su yerno, y sus nietas: María Mercedes y Josefa.
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Aunque vivió el resto de su vida lejos de América, San Martín no perdió nunca contacto con la actualidad política de la región. Se enteraba de los acontecimientos por los diarios y la correspondencia que mantenía con sus antiguos camaradas. Asimismo recibía muchas visitas en su residencia, destacándose entre ellas las de Juan Bautista Alberdi, Florencio Varela y Domingo Faustino Sarmiento.
