Un padre, llamado William López, diseñó y construyó un pupitre especial a su hija Alisson de seis años para evitar que se contagie de coronavirus en el regreso a las clases presenciales.
William utilizó su ingenio y creatividad para fabricar en su taller un brillante banco para la escuela de su hija con la intención de que esté segura y evite la propagación del virus en su círculo íntimo. Él contó en una entrevista, que su fuente de inspiración surgió en un posteo viral en las redes sociales que mostraba la nueva modalidad en los colegios asiáticos, donde cada alumno lleva un cubículo de escritorio rodeado de paredes de vidrio y mucho distanciamiento entre ellos.
Por eso se puede observar que su creación tiene un concepto similar, con el condimento especial del amor característico y la dedicación que este obejto conlleva. William tardó en hacer el escritorio escolar unas 7 horas, a un costo de 115 dólares. Fue fabricado con madera agregando tres vidrios de 3 centímetros de grosor.
El carpintero comentó mediante una entrevista para la agencia EFE, que le gustaría que se implementen en todas las escuelas de su país diseños similares al que creó, y que nada se compara con la seguridad de su hija.