Yasy Yateré es el cuarto hijo de Taú y Keraná en la mitología guaraní, y tiene la apariencia de un niño pequeño con cabello rubio. El mito sobre este ser se extiende por todo el territorio de Paraguay y por el noreste de Argentina. En esta nota, Billiken te cuenta de qué se trata este mito.
Los mitos y las leyendas nacen del relato espontáneo de alguien a quien le sucedió algo extraordinario alguna vez. O son un eco lejano de las antiguas narraciones de los pueblos originarios, que se van transmitiendo oralmente de generación en generación. Otras veces son adaptaciones de fábulas de otras partes del mundo. Aunque la ciencia desmiente este tipo de historias una y otra vez y se esfuerza por encontrarles una explicación racional, los mitos y las leyendas se siguen transmitiendo a través de los años. En esta oportunidad, Billiken te va a contar la leyenda del Yasy Yateré y, en otras notas, te va a hablar sobre otros mitos y leyendas.
Es el cuarto hijo de Taú y Keraná en la mitología guaraní. Suele ser representado como un enano o un niño pequeño, desnudo, de pelo rubio, que tiene puesto un sombrero de paja y lleva consigo un bastón de oro en el que residen sus poderes mágicos. Se lo conoce por raptar a los niños y niñas que son inquietos y abandonarlos muy lejos de sus hogares. Algunas fuentes sostienen que “Yasy Yateré” es una derivación del nombre original, que significaría "fragmento de luna" en guaraní. Por esa razón, este ser tiene el pelo de color dorado o amarillo.
Suele recorrer el monte a la hora de la siesta, y atrae a los niños con un silbido hipnótico parecido al de un ave. Se dice que aparece, sobre todo, durante la época del “avatiky”, es decir, de la cosecha del choclo o maíz tierno, porque eso es lo que le gusta comer. El Yasy Yateré se vale de su silbido o de su bastón mágico para atraer a los niños y niñas, a los que luego rapta y lleva al monte. Los retiene un tiempo para jugar y los alimenta con miel y frutas. Luego los abandona o los deja enredados en un “ysypo”, es decir, una liana. Antes de abandonarlos, el Yasy Yateré los lame o los besa, y de esa manera los deja tontos, mudos o sordos por un tiempo determinado. En algunas zonas se cree que, al cumplirse un año del rapto, el niño o la niña tiene un ataque de convulsiones. Según otras versiones, si el Yasy Yateré se cansa del niño, puede llevarlo al río para ahogarlo. A diferencia de otros seres extraños, que aparecen de noche, el Yasy Yateré se hace presente de día, más específicamente a la hora de la siesta, cuando los chicos se van a jugar mientras los padres descansan.
Para volver inofensivo a este ser hay que quitarle su bastón para que deje de tener poderes. Si eso ocurre, el Yasy Yateré se pone a llorar como un niño pequeño. Para conseguir esto, basta con embriagarlo con caña o aguardiente, bebida a la que es muy aficionado. También se le pueden ofrecer pencas de tabaco, que se dejan en zonas aledañas a las casas o bien en los caminos de entrada al monte.
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